lunes, 30 de septiembre de 2024

Proteína de origen animal o vegetal: ¿cuál es mejor?

Cuando hablamos de proteínas, nos referimos a un nutriente fundamental en la alimentación humana. No en balde, la palabra proviene del término griego proteios, que quiere decir “primero”, de primera importancia o principal. Sin ellas, no podríamos realizar funciones básicas como construir estructuras, regular procesos químicos como los que desempeñan las hormonas, defendernos de enfermedades y transportar sustancias vitales.

Las proteínas pueden clasificarse según su fuente en animales y vegetales, pero ¿cuál es más beneficiosa de las dos? La respuesta corta es que ambas son adecuadas y recomendables para seguir una dieta saludable y equilibrada, puesto que la mayoría de veces resultan más importantes el resto de componentes del alimento. El problema radica en que doblamos el consumo de comida de origen animal y no llegamos a las cantidades recomendadas de productos ricos en proteína vegetal.

¿En qué se diferencian?

En términos generales, el consumo de proteína para una persona adulta debe ser como mínimo de 0,8 gramos por cada kilogramo de peso corporal al día. Y como puede verse en los ejemplos de esta tabla, hay gran variedad de alimentos ricos en ese nutriente:

De todos modos, hay diferencias. La primera proviene de los componentes básicos de las proteínas, unas moléculas llamadas aminoácidos. Hay veinte distintos y se dividen en esenciales (el cuerpo no los sintetiza y deben ser obtenidos a través de la alimentación) y no esenciales (nuestro organismo puede producirlos).

Pues bien, las proteínas animales contienen todos los aminoácidos esenciales, mientras que la mayor parte de fuentes proteicas vegetales no. Aunque ese déficit puede subsanarse combinando alimentos, como legumbres con cereales: ¿quién no le ha echado arroz a las lentejas?

Además, el consumo de proteína vegetal está asociado con una disminución del riesgo de mortalidad por cualquier causa debido a sus efectos beneficiosos sobre factores de riesgo cardiometabólico, como el perfil lipídico, la presión arterial y la regulación de la glucemia. Al contrario, los mismos estudios apuntan a que la ingesta elevada de proteína animal se asocia a un mayor riesgo de mortalidad, especialmente cuando procede de ciertos alimentos como la carne roja o la procesada.

Esto podría deberse a que, por lo general, los alimentos ricos en proteína de origen vegetal incluyen otros nutrientes beneficiosos para la salud como la fibra o la vitamina E. No ocurre así en el caso de las opciones con mayor contenido de proteína animal, a menudo asociadas a compuestos perjudiciales como el sodio y las grasas saturadas o trans. En cualquier caso, lo importante es que se combinen los dos tipos de proteínas y que la dieta sea lo más variada posible.

Una dieta ecorresponsable

Actualmente existe una escasez de proteínas de buena calidad debido al rápido aumento de la población mundial y a los limitados recursos naturales. Normalmente, la producción de alimentos de origen animal tiene un impacto medioambiental varias veces mayor que la de vegetales.

Por ello, aunque la carne es una excelente fuente de proteína, la promoción de la salud y la educación sobre los beneficios de las proteínas vegetales podría ser una de las estrategias para animar a la población a realizar un cambio hacia una dieta más sostenible.

En este sentido, también hay que tener en cuenta que no tiene el mismo impacto la ganadería intensiva que la extensiva, ya que la segunda, al aprovechar los pastos y pastizales, es mucho más sostenible. Y además debe considerarse que un producto de origen vegetal producido en la otra parte del mundo puede producir una mayor huella de carbono que una porción de carne de vacuno de proximidad, fundamentalmente debido al gasto en combustible que acarrea el transporte.

Aunque los alimentos de origen vegetal tienen un menor impacto en el medio ambiente, esto no quiere decir que sea conveniente excluir la proteína animal de la dieta. Y mucho menos eliminar o reducir drásticamente la ganadería, dadas las consecuencias económicas y sociales que tendría tanto a nivel local como global.

¿Y por cuál me decanto entonces?

En resumen: a pesar de que la proteína de origen animal es más completa, la vegetal es una alternativa totalmente segura. Eso sí, en el caso de decida adoptar una dieta estrictamente vegetariana, asegúrese de combinar las fuentes vegetales para obtener todos los aminoácidos esenciales.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Los lípidos permiten una predicción temprana del riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes

Imagine que los médicos pudiesen predecir con décadas de antelación si una persona corre el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 (DT2) o enfermedad cardiovascular (ECV). Un nuevo estudio sobre el análisis lipidómico podría haber encontrado el modo de lograrlo.

Un estudio, apoyado en parte por el proyecto financiado con fondos europeos PREVENT-2024, ha descubierto que la medición simultánea de docenas de tipos de lípidos en la sangre puede ayudar a predecir el riesgo de DT2 y de ECV décadas antes de su aparición. Al emplear el análisis lipidómico para identificar las personas de alto riesgo con mucha anticipación, los médicos podrán recomendar cambios en la alimentación y el modo de vida mucho antes de que aparezca la enfermedad, lo cual reduciría en última instancia la carga de la enfermedad. En la actualidad, los análisis de sangre para identificar a las personas con riesgo de desarrollar DT2 o ECV dependen en gran medida de las concentraciones de dos lípidos sanguíneos importantes: las lipoproteínas de alta densidad y las lipoproteínas de baja densidad (los dos tipos principales de colesterol). Sin embargo, la sangre contiene muchos más lípidos que podrían ayudar a predecir este riesgo. Por lo tanto, para descubrir si la medición de una gama más amplia de lípidos sanguíneos podría aumentar la exactitud de la predicción del riesgo, un grupo de investigadores de Alemania y Suecia combinó genética, lipidómica y diagnóstico clínico normalizado a fin de analizar datos y muestras sanguíneas de 4 067 participantes en un estudio llamado Malmö Diet and Cancer-Cardiovascular Study. Entre 1991 y 1994, se seleccionó a los participantes —residentes suecos sanos de entre 46 y 68 años— y fueron objeto de seguimiento hasta 2015. Durante el período de seguimiento, el 13,8 % de los participantes manifestó una DT2 y el 22 % desarrolló una arteriopatía coronaria, tuvo un ictus o falleció debido a un episodio cardiovascular agudo.

Puntuaciones sobre el riesgo basadas en 184 lípidos

Mediante la aplicación de un método de aprendizaje automático en las mediciones obtenidas al inicio del estudio cuando los participantes estaban sanos, los investigadores calcularon varias puntuaciones de riesgo lipidómico para la DT2 y las ECV. A continuación, utilizaron dichas puntuaciones para dividir a los participantes en grupos de riesgo. Las puntuaciones se basaban en la cuantificación de las concentraciones de 184 especies o subespecies de lípidos. En comparación con las medias grupales, el riesgo de DT2 en el grupo de mayor riesgo fue del 37 %, es decir un aumento del 168 % del riesgo, mientras que el riesgo de ECV en el grupo de mayor riesgo fue del 40,5 %, un aumento del 84 %. Los grupos de menor riesgo presentaron riesgos significativamente inferiores (una reducción del 77 % y del 53 % para la DT2 y las ECV, respectivamente) en comparación con las tasas medias de casos del 13,8 % y el 22,0 %. Además, la relación entre el riesgo lipidómico y el riesgo genético parecía únicamente marginal, «lo cual indica que las variantes genéticas y lipidómicas podrían constituir factores de riesgo en buena medida independientes para la DT2 y las ECV», según el estudio. Los resultados sugieren que, mediante el análisis lipidómico, es posible identificar a las personas con un riesgo elevado de desarrollar DT2 o ECV años antes de la aparición de la enfermedad. «El riesgo lipidómico, calculado a partir de una única medición espectrométrica que resulta barata y rápida, podría ampliar la evaluación del riesgo tradicional basada en ensayos clínicos», comenta el profesor y doctor Chris Lauber, autor principal del estudio, de Lipotype (Alemania), en una noticia publicada en «Science Daily». Además, cada uno de los lípidos en la sangre puede ser consecuencia de una amplia gama de procesos metabólicos o prestarse a ellos y, por separado, podrían ser importantes marcadores de dichos procesos. Si eso es cierto, según el profesor Lauber «el lipidoma podría proporcionar información mucho más allá del riesgo de diabetes y enfermedad cardiovascular». El profesor Lauber añade: «El refuerzo de la prevención de enfermedades es un trabajo conjunto e internacional con muchos aspectos. Hemos demostrado cómo la lipidómica puede ampliar las herramientas para la identificación temprana de personas con alto riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares». La Universidad de Lund (Suecia) es la entidad anfitriona del proyecto PREVENT-2024 (MOVING FROM BIOMARKERS TO MECHANISM ORIENTED PREVENTION OF CARDIOMETABOLIC DISEASE).


Tomado de: Cordis - Resultados de Investigación de la Unión Europea  

https://cordis.europa.eu/

lunes, 2 de septiembre de 2024

El nuevo «azúcar», más dulce y con menos calorías

 


Científicos dan un paso clave para fabricar a gran escala brazeína, el endulzante 2.000 veces más potentes que la sacarosa

Se llama brazeína y podría convertirse en el próximo edulcorante de éxito. No le faltan cualidades: aporta menos calorías, se puede utilizar en repostería porque es estable por encima de los 80 grados centígrados y su sabor no resulta artificial como otros sustitutos del azúcar. A diferencia de otros edulcorantes, al paladar parece sacarosa o azúcar convencional, pero es 2.000 veces más potente. Eso le permite endulzar con menos cantidad para conseguir el sabor deseado.
La brazeína se extrae de una planta trepadora africana llamada Oubli(«Pentadiplandra brazzeana Baillon»). La pega es que no se puede extraer en cantidades comerciales de su fuente natural. La extracción es muy costosa y poco sostenible. Para convertir este edulcorante tan prometedor en un producto comercialmente rentable se han estudiado varias fórmulas en los laboratorios, como la utilización de bacterias de uso alimentario en un proceso conocido como biofermentación.
Los sistemas utilizados han funcionado, aunque no se ha logrado un resultado tan dulce como la brazeína extraída de su fuente natural. El primer paso para lograrlo acaba de darlo un grupo de investigadores. En la revista«Journal of Agricultural and Food Chemistry» describen una forma para fabricarla a gran escala sirviéndose de una levadura, la «Kluyveromyces lactis». En su estudio cuentan cómo han logrado persuadir a la levadura para superproducir dos proteínas que son esenciales en la obtención de brazeína. De esta manera, fabricaron 2,6 veces más cantidad de un producto que es 2.000 veces más dulce que el azúcar.
Enemigo a batir

El azúcar se ha convertido en uno de los grandes enemigos a batir de las dietas occidentales. Demasiado azúcar daña la salud, destruye los dientes, favorece la acumulación de grasa, daña las arterias y estresa el sistema que regula la presencia de azúcar en sangre. Por eso, la industria alimentaria busca un sustituto saludable que proporcione la misma satisfacción al paladar.