miércoles, 25 de abril de 2018

Identifican una nueva forma de ADN en las células humanas


La estructura, con cuatro filamentos, podría aportar pistas para el tratamiento de enfermedades.



ADN

El ADN contiene la información para fabricar las proteínas en forma de una secuencia. 
La nueva estructura tiene cuatro filamentos.

Un grupo de investigadores identificó directamente una nueva estructura parecida a “un nudo enmarañado” y llamada i-motif en el ácido desoxirribonucleico (ADN) de las células humanas vivas, informaron fuentes científicas en Australia.

El hallazgo, realizado por científicos del Instituto Garvan de investigación médica de Sídney, revela una mayor complejidad del código genético humano, identificado desde 1953 con la doble hélice descrita por James Watson y Francis Crick.
“Cuando pensamos en el ADN, la mayoría pensamos en la doble hélice”, dijo Daniel Christ, codirector de la investigación publicada en la revista Nature Chemistry. “La investigación nos recuerda que pueden existir estructuras totalmente diferentes de ADN y que podrían ser importantes para nuestras células”, añadió el científico en un comunicado del Instituto Garvan.

El ADN contiene la información para fabricar las proteínas en forma de una secuencia de cuatro letras o bases, la adenina (A), la guanina (G), la timina (T) y la citosina (C). El estudio revela que fragmentos cortos de ADN pueden existir en diferentes formas que, según los investigadores, podrían desempeñar un papel importante en cómo se “lee” el código del ADN. 
“El i-motif es un nudo de cuatro hebras de ADN”, explicó Marcel Dinger, otro de los investigadores, quien agregó que “en la estructura del nudo, las letras C de la misma hebra del ADN se unen entre sí, a diferencia de la doble hélice en la que las letras de las hebras opuestas se reconocen entre sí”.

Si bien el i-motif ya había sido estudiado en detalle y visto en condiciones artificiales en los laboratorios, los expertos en genética debatían si estas extensiones existían en todas las células vivas.
Para ver el i-motif en las células, los científicos desarrollaron una herramienta basada en un fragmento de una molécula de anticuerpo –que reconocía y se unía a estas estructuras– y técnicas fluorescentes, que permitían localizarlas como puntos verdes.

“Lo más emocionante es que pudimos ver cómo los puntos verdes, los i-motifs, aparecían y desaparecían en un período de tiempo, por lo que sabemos que estos se forman, se disuelven y se forman otra vez”, dijo Mahdi Zeaati, cuya investigación apuntaló el descubrimiento.

Los investigadores notaron que los i-motifs se forman en un punto particular en el ciclo de vida de las células, en la última fase del G1, cuando el ADN es ‘leído’ activamente. También mostraron que los i-motifs aparecen en algunas regiones promotoras –áreas en las que el ADN controla si los genes son activados o no– y en los telómeros, los extremos de los cromosomas que son importantes para el proceso de envejecimiento.

“Creemos que las entradas y salidas de los i-motifs dan pistas de lo que hacen. Parece que están para ayudar a los genes a activarse y desactivarse y para determinar si un gen es leído activamente o no”, dijo Zeraati.

Los científicos consideran que la identificación de los i-motifs en las células vivas ayudará a entender la función de esta nueva forma de ADN y su potencial impacto en la salud o las enfermedades humanas.

Tomado de EL TIEMPO   
eltiempo.com, para fines académicos.
Con información de EFE

jueves, 19 de abril de 2018

Los edulcorantes artificiales sin calorías ‘despistan’ al organismo

Preparado para el dulzor de la glucosa, el metabolismo se descontrola con las otras sustancias

Este desajuste puede ser la causa de problemas cardíacos, hipertensión o sobrepeso


Los edulcorantes artificiales, sobre todo en las bebidas, son el remedio buscado –y vendido- para perder peso. Pero un número creciente de estudios, sobre todo estadounidenses, apuntan a que tampoco son tan saludables. Cierto que no aportan calorías como la glucosa, pero su consumo excesivo puede llevar a problemas de metabolismo, cardíacos, de hipertensión o incluso a un efecto rebote de ganancia de peso, apunta Susan Swithers, profesora de Comportamiento Humano y Hábitos Alimenticios de la Universidad de Purdue. Pero Swithers va más allá, y en un artículo publicado en una revista del grupo Cell Press da una explicación: el organismo se despista con el sabor y el metabolismo se desajusta.
El trabajo, hecho en animales, apunta a una curiosa explicación: la ingesta de edulcorantes –algo artificial- desata en el organismo la respuesta que sería adecuada cuando se toma azúcar –lo natural-. Ello implica la producción de insulina y todos otros procesos metabólicos. Lo que ocurre es que esas hormonas se encuentran con que no tienen sobre qué actuar, lo que supone un desajuste metabólico. Además, cuando llega una ingesta de azúcar de verdad, el organismo, maleducado por las experiencias anteriores, no se la cree, y no reacciona.
Aunque se trata de un trabajo previo, el primer objetivo de Swithers está cumplido. Parte de los efectos adversos del consumo (siempre en grandes cantidades) de edulcorantes se atribuían al propio individuo. “Como no tomo azúcar, puedo comerme esta hamburguesa”, ejemplifica Swithers. Pero, lógicamente, en los animales esto no sucede así.
“La preocupación para la salud de estos edulcorantes no calóricos es algo que mucha gente no quiere admitir”, dice Swithers en la web de la universidad. “Especialmente porque cada vez se toman más estos productos”. “Hay una gran presión por parte del sector público para encontrar soluciones que contrarresten el aumento de la obesidad y las enfermedades crónicas, y hay mucho dinero y negocio en juego para la industria alimentaria que desarrolla y promueve estos productos”, añade. “Las bebidas se están convirtiendo en un asunto clave en la política sanitaria, y más a medida que los Gobiernos implantan impuestos para evitar el consumo de bebidas azucaradas, pero la mayoría de estas medidas excluyen las bebidas con otros edulcorantes porque se consideran sanas. A la hora de tomar decisiones políticas, es más importante que nunca que se tenga en cuenta lo que dice la ciencia”
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Tomado de elpais.com con fines académicos

jueves, 5 de abril de 2018

Comer más proteínas y menos verduras protege (a veces) del cáncer de colon






Recreación artística de cómo sería un tumor de colon

Recreación artística de cómo sería un tumor de colon - ABC


Los pacientes con enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa no se benefician de las recomendaciones generales

La investigación, que se publica en la revista «Cell Metabolism», demuestra que quienes ya padecen una enfermedad inflamatoria intestinal, tales como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, podrían protegerse del cáncer comiendo más proteínas, incluida la carne. Mientras que aquéllos con una mayor predisposición a sufrir un tumor de colon se benefician de lo contrario, con más fibra en su alimentación.Si está atento a los consejos saludables, sabrá que una dieta rica en fibra (con consumo elevado de fruta, verduras y legumbres) es la mejor forma de mantener alejado el cáncer de colon. Y que alimentarse con muchas proteínas, como sucede en la dieta occidental, favorece la presencia de este tumor tan común. Pues esta recomendación general no tendría sentido para todas las personas, a la luz de un nuevo estudio del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
«Nuestra investigación es provocadora, pero no cuestionamos que las frutas y las verduras sean alimentos esenciales para mantener una buena salud digestiva y prevenir el cáncer colorrectal. Sin embargo, hemos visto cómo en ratones con una inflamación intestinal el tamaño de sus tumores se reducía cuando consumen una dieta proteíca», advierte Nabil Djouder, jefe de grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del CNIO. Curiosamente, tanto la enfermedad de Crohn como la colitis ulcerosa son dos patologías que a menudo progresan hacia cáncer colorrectal y el mecanismo de por qué sucede no está del todo claro.

Sensor de nutrientes

Para estudiarlos, Djouder y su grupo se centró en un complejo de proteínas -mTORC1- que funcionan como un sensor de nutrientes. Los investigadores generaron diversos ratones modificados genéticamente para entender la función de este sensor y corroboraron los resultados con tejidos humanos de pacientes con Crohn, colitits y cáncer colorrectal.
En el experimento a los ratones se les dio una proteína pura, extraída del suero de la leche. Se vió cómo promueve la actividad de mTORC1 y reducir la formación de tumores en ratones con inflamación gastrointesinal crónica. La dieta baja en proteínas es la opción para los pacientes con una predisposición genética a tener cáncer de colon.
Tomado de abc.es para fines académicos
@ramdecastro