lunes, 9 de diciembre de 2019

Agricultura y Cambio Climático: El aporte de la Biotecnología



La agricultura se enfrenta al desafío de proveer alimentos en calidad y cantidad suficientes para satisfacer la demanda de una población que seguirá creciendo y cuyo poder de compra continuará incrementándose, en este contexto de cambio climático hay que buscar las mejores formas de lograr este objetivo.
Las nuevas tecnologías permiten abordar las necesidades de mitigación y adaptación de la agricultura al cambio climático, no solo desde una perspectiva ambiental, sino también como parte de un proceso que contribuye a la competitividad del sector y su posicionamiento frente a las nuevas demandas por parte de los consumidores.
En el campo de la mitigación y adaptación al cambio climático plantean la necesidad de cambios estructurales en la matriz productiva de los países, porque en el caso de la agricultura implica cambios en sus relaciones con otros sectores de la economía, que pueden ser acelerados por las decisiones de los productores relativas a la adopción de nuevas tecnologías y por las políticas públicas que buscan fomentar su desarrollo.
La colaboración público-privada es fundamental para avanzar en el desarrollo y la aplicación de nuevas tecnologías adecuadas a las necesidades de mitigación y adaptación de la agricultura al cambio climático.
Por otro lado, la introducción de estas nuevas tecnologías demanda el fortalecimiento de los marcos regulatorios relativos a su uso, tanto en aspectos de seguridad con el medio ambiente y la salud humana, como en materia de derechos de propiedad y otras condiciones de acceso.
Cómo pueden contribuir las nuevas tecnologías a que la agricultura afronte estos desafíos que impone el cambio climático?
La biotecnología ha permitido en las últimas décadas mejoras sustanciales en el sector agrícola como la biofortificación de cultivos y la resistencia a plagas, enfermedades y herbicidas, entre otros. Más recientemente, se utiliza en la producción de enzimas, probióticos, pigmentos, vitaminas, aminoácidos, así como en la fortificación, el alargamiento de la vida útil y la mejora del sabor y la calidad nutritiva.
La biotecnología ha sido promovida como una herramienta de adaptación en casos como el desarrollo de variedades ajustadas a situaciones de estrés hídrico y calor
En el caso de la industria alimentaria, la biotecnología ha intensificado su contribución en estas áreas a partir de los notables avances en genética molecular, ingeniería genética y bioinformática ocurridos en las tres últimas décadas. Las aplicaciones actuales y potenciales de la biotecnología pueden darse en los siguientes ámbitos:
  • En la producción de materias primas
  • En la elaboración agroindustrial
  • En la distribución y comercialización
  • En el consumo
  • En el desarrollo de técnicas analíticas.
Dados los cuestionamientos manifestados por los consumidores en relación a la transgenia, los mayores usos actuales de la biotecnología se dan en la producción de materias primas y en las técnicas analíticas.
Desde una perspectiva agrícola, la biotecnología es cada vez más utilizada en los siguientes ámbitos:
  • Fito y zoomejoramiento
  • Bioenriquecimiento
  • Diagnóstico y tratamiento de enfermedades en plantas, ganado y peces
  • Producción de “vacunas orales” para ganado y peces
  • Inseminación artificial, ovulación y transplante de embriones
  • Nutrición animal
  • Crecimiento más rápido de especies vegetales y animales
  • Medición y conservación de los recursos genéticos
Las herramientas biotecnológicas actuales se usan masivamente en la producción de enzimas, probióticos, pigmentos, vitaminas, aminoácidos, potenciadores del sabor, aditivos y levaduras mejoradas. Todos estos son compuestos utilizados en los procesos de transformación industrial de los alimentos, obteniéndose con ellos una mejor calidad de los productos a través de mejores características organolépticas, químicas o fisioquímicas.
Son muchos los aspectos de la industria agroalimentaria en que la biotecnología ha ganado espacios. Se ha convertido también en un importante instrumento para comprobar la autenticidad de los alimentos y de sus materias primas. Los ámbitos de la inocuidad, del control de compras de materias primas, o del apoyo a sistemas de identidad preservada, son algunas de las áreas en que la biotecnología se puede aplicar en la distribución y comercialización de los alimentos, entre otras muchas aplicaciones.

martes, 5 de noviembre de 2019

Lo que el ADN dice de usted


Una simple prueba de saliva o sangre permite conocer muchas cosas, desde el sexo del bebé que espera hasta de dónde vienen sus ancestros. Estas son las pruebas genéticas que los colombianos tienen a la mano.

Desde 2000, cuando científicos en Gran Bretaña y Estados Unidos revelaron haber decodificado el genoma humano, las pruebas genéticas se han vuelto cada vez más rápidas y menos costosas. A pesar de eso, si bien una persona en Colombia podía recolectar muestras de Adn, en muchos casos estas debían procesarse en otros países por falta de los equipos especializados. Pero recientemente eso cambió porque la firma Cordón de Vida trajo al país el primer secuenciador genético lo que disminuirá el tiempo en generar los resultados y mejor aún, el costo del examen.
“Por ahora el ahorro es del 20 por ciento pero cuando aumenten su volumen esta cifra aumentará”, dice Angela Pérez, médica bacterióloga de esta entidad.  Con el secuenciador no solo será posible ofrecer las pruebas genéticas durante el embarazo para saber si el feto presenta problemas genéticos sino otras que tienen que ver con alergias, predisposición al cáncer así como aquellas que no están tan relacionadas a la salud sino a conocer los ancestros de los colombianos.
Estas son algunas de las pruebas que los colombianos pueden hacerse en el país para conocer como su genética influye en diferentes aspectos de su vida.  
La prueba prenatal
Se realiza en Colombia desde hace un tiempo y la ofrecen muchas empresas de salud. Consiste en tomar sangre de la madre a partir de la semana diez de embarazo. Al separar el Adn del bebé es posible evaluar sus genes para identificar trisomías, que es cuando un cromosoma viene triplicado, como en el síndrome de Down.  Adicionalmente a esto los padres pueden saber el sexo del bebé desde la semana diez, cuatro antes de lo que permite una ecografía.
Peso saludable
Esta prueba busca evaluar el ADN para saber cuál debe ser la dieta y el tipo de ejercicio que la persona debe realizar de acuerdo con ese perfil. Este perfil genético se basa en la idea de que los alimentos y el entrenamiento de cada cual debe establecido de acuerdo al ADN para que sea más efectivo y saludable. “Evaluamos que comida debe consumir, que le hace daño, si le sirve más levantar pesas o hacer crossfit y hasta cuantas repeticiones”, dice Torres.  
ADN de la piel
Evalúa el nivel de colágeno y elasticidad de la piel así como el daño que puede haber sufrido por la radiación solar. También puede establecer la propensión que tiene la persona al cáncer de piel. Toda esa información ayuda a determinar tratamientos médicos que hacen más lento el deterioro de este órgano o que previenen enfermedades.
Alergias
No es solo para conocer a qué mascotas es alérgica una persona sino también para determinar cuáles medicamentos y alimentos generan esa reacción. Esta evaluación permite establecer una dieta que sea más acorde con la genética de cada individuo.  
ADN preventivo
La empresa Rigs en Medellín ofrece una prueba de Adn que busca detectar la predisposición genética de las personas a sufrir ciertas enfermedades. Con esa información será más fácil establecer un cuidado preventivo. El examen también dice que medicamentos son más eficientes según el perfil genético, lo cual ayudaría a escoger mejor los tratamientos fármacos.
Oncología preventiva
Se hace para ver la predisposición que tiene la persona a los tipos de cáncer hereditario más comunes. No solo mira el BRCA-1, que podría indicar un riesgo mayor de cáncer de seno, sino otros 19 genes, que pueden indicar una mutación que predispone al cáncer de esófago, colon, hígado y otros más. De esta manera la persona podrá tomar medidas preventivas como la profilaxis, que en el caso de cáncer de seno consiste en realizar una mastectomía doble.
ADN tumoral
Las pruebas genéticas en el tratamiento de cáncer cada vez son más necesarias para detectar mutaciones y facilitar la decisión del médico sobre qué tratamiento seguir. En Colombia Foundation Medicine es una de las compañías que ofrece esta prueba que detecta más de 300 genes involucrados en el cáncer.  Aunque la prueba se recoge en el país, debe procesarse en Estados Unidos.
ADN ancestral
La prueba de Cordón de Vida analiza el origen de su linaje basada en la información genética tanto de la madre como del padre. No es una prueba médica sino informativa y se toma con una muestra de saliva que el secuenciador procesa para hacer un trazo del recorrido de ese Adn mil años atrás. A diferencia de otros exámenes que refieren información étnica, este señala en un mapa las regiones en los diferentes continentes y el tiempo de permanencia de los antepasados en un lugar basado en el perfil genético.


Tomado de revista Semana (semana.com) para fines académicos

jueves, 24 de octubre de 2019

Qué son los aminoácidos esenciales

Los alimentos están compuestos por varios nutrientes. Entre ellos están los macronutrientes que aportan energía, y los micronutrientesvitaminas y minerales, y el agua. Los macronutrientes son los hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas. Cada uno de ellos está formado por otras moléculas más pequeñas, que se unen para formar otra mayor. De esta manera, cuando comemos los alimentos, los macronutrientes se separan en sus componentes más pequeños para poder atravesar la mucosa intestinal y ser metabolizados y utilizados en las células. Estos dos procesos se denominan digestión y absorción.
En el caso de las proteínas, que son moléculas grandes y complejas en su forma espacial, sus componentes básicos se denominan aminoácidos. En la naturaleza, como integrantes de las proteínas, existen 22 aminoácidos en total. De ellos, 10 se clasifican como esenciales.
Un aminoácido esencial es aquel que el organismo no es capaz de sintetizar por sí mismo y, por esto, debe tomarlo necesariamente desde el exterior a través de la dieta. Además, son aminoácidos necesarios para el correcto desarrollo de algunas funciones en el organismo. Los aminoácidos esenciales son: leucina, isoleucina, valina, metionina, lisina, fenilalanina, triptófano, treonina, histidina, arginina.
Estos dos últimos aminoácidos son esenciales dependiendo del resto de componentes de la alimentación, así que realmente se consideran semiesenciales. En el caso de la histidina, es un aminoácido esencial en la infancia que pasa a ser no esencial en la etapa adulta.
Cuando un alimento posee todos los aminoácidos esenciales y en una cantidad considerable, se dice que contiene proteína de alto valor biológico. La proteína considerada de mejor calidad es la presente en el huevo, la albúmina. Esta proteína no solo contiene todos los aminoácidos esenciales para el hombre, sino que, además, se encuentran en una disposición y orden inmejorable para su absorción en el intestino.
También puede suceder que un alimento contenga todos los aminoácidos esenciales excepto uno, o lo posea en muy pequeña cantidad. En ese caso, se considera que ése es el aminoácido limitante en ese alimento para poder considerarlo como proteínas de alto valor biológico.
Además, con una alimentación variada que incluya todos los grupos de alimentos en las cantidades recomendadas, el contenido de aminoácidos esenciales es más que suficiente para cubrir las recomendaciones. En el caso de que se restrinjan los alimentos de origen animal, será imprescindible conocer y manejar muy bien las combinaciones adecuadas para conseguir estos componentes.El consumo de mínimas cantidades de aminoácidos esenciales es necesario para el mantenimiento de la vida. Las recomendaciones establecen que es preferible un pequeño consumo diario y repartido de estos nutrientes antes que concentrar su ingesta en días concretos. Los requerimientos hablan de entre 20-150 mg de cada aminoácido por cada kg de peso y día.
Ante deficiencias continuadas de estos componentes pueden aparecer síntomas a nivel del sistema nervioso, pero la afectación se hará evidente en todos los órganos y sistemas, como el aparato locomotor y lesiones a nivel muscular. También pueden evidenciarse dificultades en la cicatrización de heridas y en la recuperación muscular tras un esfuerzo. Asimismo, existe la posibilidad de alteración del metabolismo de los macronutrientes. 

Tomado de www.webconsultas.com para efectos académicos

lunes, 7 de octubre de 2019

Grasas Trans


Bollería industrial

¿Qué son las grasas trans?

Las grasas trans (AGT) son ácidos grasos insaturados que se forman de forma industrial al convertir aceite líquido en grasa sólida (proceso llamado hidrogenación). También se conocen como ácidos grasos trans, aceites parcialmente hidrogenados y grasas trans-colesterol.
La hidrogenación facilitó que los aceites fueran más estables y menos propensos al enranciamiento oxidativo. También permitió que las grasas resultantes, las trans, tuvieran una textura sólida o semisólida parecida a las de origen animal.
Además de a través de la hidrogenación, este tipo de grasas se pueden obtener de forma natural. Este estudio indica que las grasas trans son formadas en el rumen (cámara de fermentación que poseen los rumiantes) de animales poligástricos como vacas, ovejas y cabras. Los AGT producidos se absorben en el sistema gástrico y pasan a los músculos y a la leche producida por estos rumiantes. Se encuentran así en pequeñas cantidades en carne, leche y derivados.
José Manuel García Almeida, miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), señala que este tipo de grasas tienen diversas funciones, “entre ellas la energética, estructural (en membranas y otras estructuras orgánicas) y reactante, capaz de intervenir en vías inflamatorias y del metabolismo celular”.
Se absorben y metabolizan de forma parecida a los ácidos grasos insaturados, aunque se diferencian de estos en que “el organismo humano no es capaz de sintetizar las grasas trans”, advierte García.

Perjuicios para la salud

Las grasas trans se popularizaron ante la creencia de que compensaban el daño a la salud de las grasas saturadas. No obstante, a día de hoy, se conoce los AGT son más dañinos que las grasas saturadas.
Por ello, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, el Consejo de Nutrición Danés y la Asociación Americana del Corazón sugieren que menos del uno por ciento de las calorías ingeridas procedan de grasas trans.
Entre los principales efectos en la salud, los AGT producen enfermedades cardiovasculares y obesidad. Además de aumentar el colesterol malo (LDL), reducen el bueno (HDL), dando como resultado la acumulación del colesterol en las arterias y el aumento de riesgo de cardiopatías o accidentes cerebrovasculares. García añade que produce la elevación de triglicéridos.
El aumento de peso es otro de sus riesgos.  Generalmente se encuentran en alimentos bajos en nutrientes, con numerosas calorías adicionales por el azúcar, lo que puede empeorar este efecto. También suponen un riesgo de presentar diabetes tipo 2.
La Administración de Alimentos y Medicamentos Americana (FDA) considera los alimentos libre de trans si contienen menos de 0,5 gramos por porción de alimento. Considera también que, si el alimento contiene más de 4 gramos de grasa saturada y grasas trans, no puede dirigirse a la población como saludable.

Razones por las que la industria sigue empleando estas grasas

A pesar de todos los efectos negativos de las grasas trans, la industria sigue empleándolas porque aumenta el plazo de consumo y estabiliza el sabor de los alimentos. García explica que se mejora así el manejo de los productos precocinados.
La única manera de conocer si un alimento contiene este tipo de grasas es consultar el etiquetado, aunque  no hay una regulación que obligue a identificar estas grasas y, por tanto, muchos fabricantes lo ocultan. En Canadá y Estados Unidos sí que existe un etiquetado obligatorio.
En todo caso, se recomienda revisar los ingredientes, prestando especial atención a la cantidad de grasas trans, las cuales pueden aparecer indicadas como parcialmente hidrogenado.

En qué alimentos se encuentran

Los alimentos pueden contener grasas trans son numerosos. Están fundamentalmente en:
•  Alimentos congelados, como los canelones, las pizzas, el yogur helado o el helado.
•  Productos fritos o empanados, como las croquetas.
•  Aperitivos salados, como las papas fritas.
•  Galletas.
•  Grasas sólidas como las margarinas y mantecas.
•  Pastelería industrial.
•  Pasteles y tartas.
•  Comida rápida.
•  Sustitutos de crema no lácteos.
Para evitar sufrir los perjuicios que las grasas trans provocan en la salud, conviene sustituir las comidas con grasas trans por otros con grasas monoinsaturadas o poliinsaturadas. Por ejemplo, suplir la mantequilla por aceite de oliva o evitar los alimentos procesados.

Tomado de cuidateplus.marca.com para fines académicos

martes, 17 de septiembre de 2019

Las 10 cosas que no sabías sobre la leche sin lactosa

Tomado de http://sialaleche.org, para efectos académicos.
Has oído mil leyendas. Que la leche puede resultar indigesta, que la entera tiene más calcio que la desnatada y, últimamente, se ha puesto de moda la leche sin lactosa. Otra fuente de mitos. ¿Es mejor esta variedad que la leche “normal”? ¿Aporta menos calorías? Seas intolerante o no, en este artículo resolvemos todas las dudas que puedas tener.
1. ¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
La lactosa es un disacárido o, lo que es lo mismo, el azúcar natural de la leche. La intolerancia a la lactosa se produce por la ausencia de lactasa en el organismo. Su función es dividir la lactosa en sus dos componentes: glucosa y galactosa; pero si este proceso no se produce correctamente, significa que la lactosa no es absorbida por el organismo. Al no digerirse, es fermentada por la flora bacteriana provocando molestias.
2. ¿Cuáles son los síntomas?
Aunque siempre hay que consultar con el médico para que haga un diagnóstico, puedes empezar a sospechar que padeces intolerancia si, después de ingerir leche u otros derivados lácteos, sufres alguno de los siguientes síntomas: náuseas, vómitos, dolor abdominal, gases, diarrea…
Estas molestias se producen porque se originan ácidos grasos de cadena corta y metano, hidrógeno y dióxido de carbono; unos gases que producen los síntomas característicos de esta patología.
Estos síntomas aparecen entre los 30 minutos y las dos horas después de ingerir alimentos que contienen lactosa. La tipología e intensidad de los síntomas pueden variar según el grado de intolerancia.
3. ¿Es más digestiva la leche sin lactosa?
Si tu cuerpo no es capaz de romper toda la lactosa de la leche, puedes notar el vientre hinchado, ya que esta mala digestión produce gases. La leche sin lactosa, al ser más digestiva, minimiza el efecto de los gases y la sensación de pesadez.
4. ¿La leche sin lactosa sabe igual que la leche “normal”?
Por el proceso industrial, la enzima lactasa rompe la lactosa en sus dos azúcares simples: la glucosa y la galactosa. Es por este proceso que los consumidores perciben un sabor más dulce que en la leche ‘clásica’.
El 34% de los consumidores de leche ‘clásica’ que prueban una leche sin lactosa la abandona por su sabor, y a más de la mitad les sabe distinta que una leche ‘tradicional’, según el estudio ‘Descubriendo al consumidor de Leche Sin Lactosa 2013’(1). Algunas marcas han conseguido mejorar su proceso para poder ofrecer el mejor sabor; un sabor menos dulce y más parecido a una leche ‘normal’, manteniendo todos los nutrientes de la leche ‘tradicional’.
5. ¿Tiene menos calorías que la leche “tradicional”?
Se ha extendido la falsa creencia de que la leche sin lactosa aporta menos calorías que la leche ‘tradicional’. Sin embargo, el contenido total de azúcares es el mismo.
La única diferencia es que a la leche sin lactosa se le añade lactasa para que transforme este azúcar en sus unidades más sencillas (glucosa y galactosa) y, así, puedan ser absorbidas fácilmente por el organismo.
6. ¿Aporta los mismos nutrientes que la leche “normal”?
La leche sin lactosa mantiene todos los nutrientes de los lácteos. Sigue siendo un alimento muy completo que debes incluir en tu dieta diaria para conseguir las recomendaciones diarias de calcio o vitamina D.
7. ¿La leche sin lactosa vale para todos?
La ventaja que presenta la leche sin lactosa es que es apta tanto para los intolerantes como para los que no lo son. La leche sin lactosa se recomienda en el contexto de una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable.
Los únicos que deben eliminarla de su dieta son los alérgicos a la proteína de la leche de vaca, que podrán sustituirla por bebidas vegetales alternativas, como por ejemplo la de soja.
8. ¿Cuántas personas son intolerantes a la lactosa en España?
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) (2), una de cada tres personas en España no tolera la lactosa, en mayor o menor medida, y muchas de ellas no lo saben.
Ante este nuevo panorama, los productos sin lactosa son un mercado en auge. Hasta hace poco, cuando la leche sentaba mal, la única opción era reducir o renunciar a su consumo. Ahora existen como alternativa las leches sin lactosa.
9. ¿Qué tipos de intolerancia existen?
Si eres uno de los afectados por esta patología, se puede deber a tres causas:
  • Deficiencia congénita: se produce desde el nacimiento. El bebé tiene ausencia de actividad de la lactasa desde que se expone al consumo de la leche materna. Es una tipología de intolerancia poco frecuente.
  • Deficiencia primaria: es un trastorno en el que, con la edad, se produce un descenso fisiológico de la producción de lactasa en el organismo; normal en la mayoría de los mamíferos. La prevalencia es elevada y variable geográficamente, siendo más frecuente en países del hemisferio sur.
  • Deficiencia secundaria (o adquirida): suele ocurrir como consecuencia de enfermedades gastrointestinales, enfermedad celíaca o infecciones y, generalmente, tiene carácter puntual.
10. ¿Cómo puedo saber si soy intolerante a la lactosa?
Si ya has observado molestias o sospechas que podrías padecer algún tipo de intolerancia a la lactosa, deberás acudir al médico para que realice las pruebas pertinentes. Estas pueden ser:
  • Test de hidrógeno espirado: es la prueba más utilizada y consiste en beber una dosis estándar de lactosa disuelta en agua para posteriormente medir los niveles de hidrógeno en el aliento a los 15, 30, 60, 90 y 120 minutos.
  • Test sanguíneo: busca la presencia de glucosa en la sangre. El cuerpo produce glucosa cuando la lactosa se descompone.
  • Biopsia de intestino delgado.
(1) Fuente TNS, Estudio ‘Descubriendo al consumidor de Leche Sin Lactosa 2013’ y Milward Brown 2015/Amber organoléptico marzo 2015/IPSOS: Potencial de Sin Lactosa Cuantitativo. Jun. 2016 (Muestra a 2010 individuos. Amb. Nacional).
(2) EFSA Journal 2010;8(9):1777.

martes, 3 de septiembre de 2019

Nuevas pistas sobre el origen de la vida

Tomado de www.agenciasinc.es para fines académicos


El origen de la vida sigue siendo uno de los grandes misterios de la ciencia. Según los expertos, en los comienzos de nuestro planeta existiría una ‘sopa primordial’ con sustancias químicas sencillas que producirían aminoácidos. Estos se convertían en las proteínas necesarias para crear las células que, a su vez, darían lugar a las plantas y los animales.
Pero ¿cómo se ensamblaron los ‘bloques’ de aminoácidos en las proteínas que formaron la maquinaría celular? De momento no hay respuesta, pero ahora, dos estudios de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), publicados en la revista PNAS y liderados por los científicos Richard Wolfenden y Charles Carter, arrojan nueva luz sobre el nacimiento de la vida hace 4.000 millones de años.
Estos estudios arrojan nueva luz sobre el nacimiento de vida hace 4.000 millones de años
"Nuestro trabajo demuestra que la estrecha vinculación entre las propiedades físicas de los aminoácidos, el código genético y el plegamiento de proteínas probablemente fue esencial desde el principio, mucho antes de que las moléculas complejas llegaran a escena", señala Carter, profesor de Bioquímica y Biofísica en la Escuela de Medicina de la UNC. “Esta estrecha interacción probablemente fue el factor clave en la evolución desde los primeros ‘bloques de construcción’ biológicos hasta los organismos”.
Estos nuevos hallazgos van en contra de la cuestionada hipótesis del mundo ARN. Esta molécula hoy desempeña un papel en la codificación, regulación y expresión de los genes; pero, según esta hipótesis, en los comienzos de la vida se alzó del caldo primigenio de aminoácidos y de las sustancias cósmicas, para formar proteínas cortas llamadas péptidos (pequeños grupos de aminoácidos), y luego, los organismos unicelulares.
Wolfenden y Carter argumentan que el ARN no actuó solo; de hecho, consideran que es tan probable que este ácido ribonucleico catalizara la formación de péptidos como que fuera al revés: que fueran los péptidos los que catalizaran el ARN. Este planteamiento supone un nuevo capítulo en la historia de cómo la vida evolucionó hace millones de años.
LUCA, el primigenio antecesor
 
La comunidad científica piensa que hace 3.600 millones años existió un ancestro común universal, llamado LUCA, del que evolucionaron todos los seres que viven actualmente en la Tierra. Es probable que fuera un organismo de una sola célula con unos pocos cientos de genes, pero ya tenía el diseño completo para la replicación del ADN, la síntesis de proteínas y la transcripción del ARN: la base del código genético que conocemos hoy.
LUCA tenía todos los componentes básicos, como los glúcidos, lípidos y proteínas de los organismos modernos. Desde aquel organismo en adelante, es relativamente fácil ver cómo se ha desarrollado la vida.  Pero antes de esos 3.600 millones años, sin embargo, no hay pruebas contundentes acerca de cómo LUCA surgió de un ‘caldero hirviente’ con los productos químicos que se formaron en la Tierra después de su creación hace alrededor de 4.600 millones de años.
Hay un 'desierto' de conocimiento entre la química de las primeras biomoléculas y LUCA
"Sabemos mucho sobre LUCA y estamos empezando a aprender acerca de la química que produce los bloques de construcción como los aminoácidos, pero entre los dos hay un desierto de conocimiento", insiste Carter. "Ni siquiera hemos sabido explorarlo", añade el experto, aunque sus investigaciones representan un avance en este 'desierto'.

"Ahora el doctor Wolfenden ha establecido las propiedades físicas de los veinte aminoácidos esenciales, y hemos encontrado una relación entre esas propiedades y el código genético", apunta Carter. "Ese vínculo nos sugiere que hubo un segundo y más temprano código que hizo posible las interacciones péptido-ARN necesarias para poner en marcha un proceso de selección que podemos imaginar en la creación de la primera vida en la Tierra".

Por lo tanto, subraya Carter, el ARN no tuvo que surgir de la sopa primordial. En su lugar, incluso antes de que hubiera células, parece más probable que hubiera interacciones entre los aminoácidos y nucleótidos que llevaron a la ‘cocreación’ de proteínas y ARN.

La complejidad desde la simplicidad
 
Por otra parte, las proteínas deben plegarse de forma específica para funcionar correctamente. En el primer artículo de PNAS, dirigido por Wolfenden, muestra que los tamaños y polaridades (forma en que se distribuyen entre agua y aceite) de los aminoácidos pueden ayudar a explicar el complejo proceso de plegamiento de las proteínas. Este fenómeno implica que una cadena de aminoácidos conforma una estructura tridimensional particular, con una función biológica específica.

"Nuestros experimentos muestran cómo las polaridades de aminoácidos cambian constantemente a través de una amplia gama de temperaturas en formas que no afectarían las relaciones básicas entre la codificación genética y el plegamiento de las proteínas", dice Wolfenden.
Esto fue importante para establecer que cuando la vida se estaba formando en los inicios de la Tierra, las temperaturas en nuestro planeta seguramente eran calientes, probablemente mucho más caliente de lo que son ahora o cuando se establecieron las primeras plantas y animales.
"La traducción del código genético es el nexo que conecta la química prebiótica a la biología", destacan los investigadores
Una serie de experimentos bioquímicos con aminoácidos realizados en el laboratorio de Wolfenden revelaron que esas dos propiedades –tamaño y polaridad– de los aminoácidos fueron necesarias para explicar su comportamiento dentro de las proteínas plegadas y su actividad a temperaturas altas como las de la Tierra hace 4.000 millones de años.

En cuanto al segundo artículo de PNAS, liderado por Carter, se centra en cómo las enzimas aminoacil–ARNt sintetasas reconocen al ácido ribonucleico de transferencia (ARNt). Esas enzimas traducen el código genético. "Piense en el ARNt como un adaptador", compara el investigador. "Un extremo del adaptador lleva un aminoácido particular; el otro lee el mapa genético para ese aminoácido en el ARN mensajero. Cada sintetasa empareja a cada uno de los veinte aminoácidos con su propio adaptador de modo que el mapa genético en el ARN mensajero fabrique fielmente la proteína correcta cada vez".

El análisis de Carter muestra que los dos extremos diferentes de la molécula de ARNt en forma de L contenían códigos o reglas independientes que especifican qué aminoácido hay que seleccionar. El extremo del ARNt que llevó el aminoácido colocó cada aminoácido según su tamaño. Por su parte, el otro extremo de la molécula de ARNt en forma de L se llama el 'anticodon', y lee 'codones' (secuencias de tres nucleótidos de ARN en mensajes genéticos que seleccionan aminoácidos según su polaridad).
Los hallazgos de Wolfenden y Carter implican que las relaciones entre los ARNt y las dos propiedades físicas de los aminoácidos fueron cruciales durante la era primordial de la Tierra. A la luz de los trabajos previos de Carter, con muy pequeños núcleos activos de ARNt sintetasas llamados 'urzymas', ahora parece probable que la selección por tamaño precedió a la selección de acuerdo a su polaridad.
Resolver dos paradojas
Esta selección ordenada significó que las primeras proteínas no se plegaron necesariamente en formas únicas, y que sus estructuras originales evolucionaron más tarde. Carter destaca: "La traducción del código genético es el nexo que conecta la química prebiótica a la biología". Los autores creen que la etapa intermedia de la codificación genética puede ayudar a resolver dos paradojas: cómo surgió la complejidad de la simplicidad, y cómo la vida dividió el trabajo entre dos tipos muy diferentes de polímeros (proteínas y ácidos nucleicos).

"El hecho de que la codificación genética se desarrollara en dos etapas sucesivas (la primera muy simple) puede ser una de las razones de por qué la vida pudo surgir mientras que la tierra era todavía muy joven", señala Wolfenden.

Un código más temprano, que permitiera a los primeros péptidos codificados ligarse al ARN, puede haber proporcionado una ventaja selectiva decisiva, según los autores. Y este sistema primitivo podría entonces someterse a un proceso de selección natural, lanzando así una forma nueva y más biológica de evolución.

"La colaboración entre el ARN y los péptidos probablemente fue necesaria para que surgiera de forma espontánea la complejidad", añade Carter, que concluye: "En nuestra opinión, fue un mundo péptido-ARN, no solo un mundo ARN".
Referencias bibliográficas:
Richard Wolfenden, Charles W. Carter Jr et al.: "Temperature dependence of amino acid hydrophobicities"Charles W. Carter Jr y Richard Wolfenden.: "tRNA acceptor stem and anticodon bases form independent codes related to protein folding" PNAS, 2015.

viernes, 12 de julio de 2019

El cerebro quema en un día las mismas calorías que correr media hora. Entonces, ¿pensar mucho adelgaza?

Tomado del elpais.com, para fines académicos

¿Quema lo mismo hacer las cuentas del mes que una ecuación de tercer grado? ¿Y cuánto influye el tamaño del cerebro?


Pensar cansa, y quien lo niegue es que no se ha pasado largas jornadas trabajando delante de un computador, ni ha estado estudiando durante horas ni planificando los pormenores de la reforma de su casa. ¿Cómo va a ser igual de agotador pensar sin prácticamente moverse del sitio que machacarse media hora en la elíptica, que una carrera de 30 minutos a una velocidad de 8,5 km/h o que estar casi una hora en la pista de baile dándolo todo? Pues no será igual de cansado, pero se queman las mismas calorías (tomando como referencia un adulto con un cerebro de peso medio, unos 1.400 gramos, y unos 70 kilos).
"El cerebro humano representa, aproximadamente, el 2% del peso corporal, y consume un 20% del oxígeno y de la glucosa del organismo", indica Javier DeFelipe, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "En estado basal, el cerebro puede consumir unas 350 calorías en 24 horas, esto es, un 20% de lo que solemos gastar al día", añade Ignacio Morón, profesor de la Universidad de Granada e investigador del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC), un gasto calórico que es equiparable al de las actividades físicas señaladas anteriormente, según las tablas que maneja la Universidad de Harvard.
Todos los procesos fisiológicos precisan energía, aunque "el cerebro es el órgano que más energía consume", destaca DeFelipe, y además está continuamente funcionando, incluso durante la noche, lo que justifica su gran gasto energético. En el cerebro, "se presume que la materia gris [donde se encuentran los núcleos neuronales] consume más energía que la materia blanca [cuya función principal es la de transmitir la información]", explica Morón, "y esto se debe, entre otros factores, a la gran cantidad de sinapsis y mitocondrias de la materia gris, junto al hecho de que la materia blanca es, por diseño, más eficiente y económica".
Ahora bien, el consumo energético cerebral es variable. "Cuando está en modo normal, como cuando vamos caminando por la calle pensando en nuestra cosas, quizá el consumo sea menor, en el sentido de que ninguna zona del cerebro se activa más que otras", ilustra el científico del CSIC. Pero, si de repente comenzamos a resolver un problema, se activa una región concreta y pasa a gastar más combustible. Es como un coche que está al ralentí y cuando se pone en marcha dispara el consumo de combustible. El gasto energético del cerebro se mide por la cantidad de riego sanguíneo cerebral (oxígeno en sangre) y utilizando resonancia magnética funcional y espectroscopia por resonancia magnética.
Entonces, no todos los trabajos deberían quemar las mismas calorías cerebrales. ¿Gasta más un investigador que está inmerso en la búsqueda de errores genéticos que causan una enfermedad rara (por poner un ejemplo de observación de una cantidad ingente de datos) que un administrativo dedicado a la expedición del NIF (una tarea, a priori, más rutinaria)? El profesor de la UGR suaviza la comparación y aclara que "es la tarea intelectual, más que el oficio o el trabajo en sí, lo que determina el gasto energético, y puede ocurrir que un administrativo tenga más gasto energético".
Lo que sí admite Ignacio Morón es que "una hora de trabajo intelectual intenso consume prácticamente la misma energía que una hora de trabajo físico intenso", y si además la actividad intelectual es prolongada en el tiempo y con un plus de estrés añadido "la famosa presión del jefe para que termines la tarea ¡ya!", ilustra, gasta más energía.
Puestos a teorizar, y dada la eterna polémica entre la existencia de un cerebro femenino y otro masculino, ¿hay diferencias entre sexos en cuanto a gasto energético cerebral? Una revisión de miles de escáneres llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Edimburgo no ha encontrado tal diferencia, pero sí un tamaño mayor para el cerebro de ellos. Javier DeFelipe, que dirige el departamento de Neurobiología Funcional y de Sistemas del Instituto Cajal, confirma que "ambos tenemos los mismos consumos calóricos cerebrales", y que en todo caso tal vez se podrían establecer ciertas diferencias en cuanto al tamaño (el de la mujer, de unos 100 gramos menos), aunque "es mayor la diferencia de tamaño de los cerebros entre la población general", como recoge en su artículo sobre la evolución del cerebro, y en el que se muestra que el de Lord Byron pesaba 2.200 gramos frente a los 1.100 del escritor y Premio Nobel Anatole France.
Para Andrés Catena, director del CIMYCC, una hipotética diferencia entre hombres y mujeres en el consumo energético cerebral podría deberse a las "variaciones de niveles hormonales asociados al ciclo femenino". En cualquier caso, insiste en que "el consumo energético depende más de las tareas que realice el cerebro que de otros factores", y un mayor tamaño cerebral del varón "no significa que será más eficiente, sino que puede estar más ligado a factores evolutivos relacionados con aspectos como la actividad muscular necesaria para realizar labores pesadas".

El cerebro devora glucosa, pero no, pensar no adelgaza

El combustible del cerebro es la glucosa, de la que obtiene el ATP (adenosin trifosfato) necesario para realizar todos los procesos metabólicos. Un cerebro adulto consume unos 5,6 miligramos de glucosa por cada 100 gramos de tejido cerebral al minuto.
Sin embargo, ahora que el azúcar está en el punto de mira se puede deducir que prescindir de ella puede afectar al rendimiento del cerebro, una hipótesis que nos preguntamos en BuenaVida (si el cerebro necesita azúcar para funcionar, ¿por qué tenemos que dejar de comerlo?) y que descartan enérgicamente los investigadores. "La glucosa y el ATP se pueden obtener por numerosas vías, aunque la del azúcar es la más simple en tanto que su extracción resulta mucho más eficiente", dice el miembro del CIMCYC. "El azúcar no es solo la que se ingiere directamente en la dieta, sino también la que se obtiene a partir de la ingesta de otros carbohidratos. Lo que sí es verdad es que sin ningún tipo de carbohidrato en el organismo no podríamos sobrevivir", apostilla Javier DeFelipe.
Una vez confirmado que el cerebro quema calorías la pregunta es: ¿pensar adelgaza? Por lógica la respuesta sería afirmativa (siguiendo el silogismo: pensar quema calorías y quemar calorías adelgaza; luego pensar adelgaza). Pues no. "Claramente, pensar no adelgaza. Quizás pensar mientras se camina vigorosamente o se hace ejercicio", concluye Andrés Catena.
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jueves, 6 de junio de 2019

Seis falsos mitos sobre la radiación y Chernóbil


Tomado de : Gonzalo López Sánchez@GonzaloSyldavia MADRID Diario ABC Para fines académico

Chernobyl, la exitosa serie de HBO, ha vuelto a traer a la actualidad el accidente que en 1986 conmovió al mundo. La explosión del reactor 4 provocó una terrible sucesión de acontecimientos que causaron muertes y cientos de miles de desplazamientos. La central nuclear emitió unas 400 veces más radiación que la liberada en la explosión nuclear de Hiroshima, en 1945. Pero hoy los lobos y los animales salvajes medran en la zona de exclusión de Chernóbil, mientras la población sufre los estragos de la depresión.
Aquel accidente se convirtió en un argumento fundamental para rechazar la energía nuclear, en un símbolo terrible del poder destructivo del ser humano y en un auténtico laboratorio del fin del mundo. La maestra Svieta Shmagailo tenía 12 años cuando le tocó vivir el accidente de la central, y se pregunta hoy en día qué vale más, la vida y el futuro, o una energía barata. Sin embargo, lo cierto es que entre todo lo que se dice hay muchos mitos, que los organismos oficiales y los estudios científicos no permiten sostener.
En general, y a pesar de las grandes cifras que se suelen esgrimir, oficialmente se asume que la catástrofe de Chernóbil provocó una treintena de muertes en el momento del accidente, y que podría causar hasta 9.000 en total a causa del aumento de la incidencia del cáncer, según Naciones Unidas. Además, se relaciona con 4.000 casos de cáncer de tiroides entre personas que eran niños o jóvenes, principalmente a causa del consumo de leche contaminada. El medio ambiente muestra claras señales de recuperación y apogeo tres décadas después de la explosión de la central. No se puede olvidar que la radiactividad es un fenómeno natural, y que cada año se estamos expuestos a una cierta dosis procedentes de múltiples orígenes.


1. Mito 1: Hubo una explosión nuclear

Algunos consideran que el accidente de Chernóbil fue resultado de una explosión nuclear, cuando uno de los reactores quedó fuera de control.
Pero esto es físicamente imposible. Tanto las centrales nucleares como algunas bombas atómicas utilizan uranio. El uranio natural tiene diferentes isótopos, que son variantes del mismo elemento con diferentes propiedades. El isótopo más abundante es el uranio-238, que se encuentra en una proporción mayor de 99%, mientras que el uranio-235 representa en torno al 0,72%, pero es el fisionable, es decir, es el que produce la energía al fragmentarse. Las centrales nucleares necesitan uranio-235 enriquecido al 2-5% y las bombas atómicas necesitan un enriquecimiento del 90%. Por ello, es imposible que una central nuclear experimente una explosión atómica.


Entonces, ¿qué ocurrió en Chernóbil? La explosión de la central nuclear, que se llamaba Vladímir Ilich Lenin, se produjo debido a varios fallos de diseño graves y a errores humanos, cuando se estaba tratando de hacer una prueba de seguridad. Con el test se pretendía comprobar si se podía enfriar el núcleo en caso de que se perdiera el suministro eléctrico externo. Las pruebas provocaron un aumento de potencia que no se pudo frenar y que provocó un severo sobrecalentamiento tanto del núcleo como del agua de refrigeración.
A la 01.24 del 26 de abril de 1986 hubo una explosión de vapor, cuando en brevísimos instantes se evaporó todo el agua de refrigeración del interior de la vasija del núcleo. La presión se elevó repentinamente y produjo una explosión que rompió los muros de contención. Dos o tres segundos después se produjo una explosión mucho más violenta, porque el aire del exterior entró en la vasija y reaccionó con el grafito, que en el reactor se usaba como moderador de neutrones y del que había presentes 2.500 toneladas.
Esto provocó un incendio y una gran explosión, que tuvo una potencia equivalente a la de cuatro toneladas de TNT. La detonación hizo saltar la tapa del reactor, de 2.500 toneladas de peso, destruyendo el edificio del reactor, extendiendo los incendios y expulsando al exterior combustible nuclear y productos de la fisión nuclear. La explosión dejó el reactor completamente expuesto, con un incendio de grafito, lo que permitió que los residuos contaminantes ascendieran a la atmósfera y fueran esparcidos por el viento.
Se estima que se liberaron a la atmósfera un centenar de radionucleidos diferentes, cada uno caracterizado por tener un distinto tiempo de permanencia en el medio ambiente y un diferente poder tóxico.
2. Mito 2: Murieron miles de personas

El accidente de Chernóbil es el mayor accidente nuclear de la historia y el primer argumento esgrimido en contra de la energía nuclear. Junto con Fukushima (2011), es el único incidente de nivel siete en la escala internacional de accidentes nucleares.
¿Qué dicen los datos oficiales? En Chernóbil, murieron 31 personas a causa del propio accidente. Dos operarios murieron con el estallido. 29 bomberos, que acudieron a sofocar el incendio, murieron a causa del Síndrome Agudo por Radiación, en el que exposiciones muy breves a dosis muy altas de radiación provocan graves efectos sobre la salud.
A partir de aquí, no existe consenso sobre cuántas víctimas causó Chernóbil a largo plazo, en gran parte a causa de las dificultades de hacer estudios epidemiológicos, y porque la variación habitual en las tasas de mortalidad a causa de cáncer enmascararían estos efectos. No existen datos fiables sobre la salud de las regiones afectadas anteriores a 1986, no se conocen las dosis de radiación a las que estuvieron expuestos todos los individuos y no hay grupos de control con los que hacer comparaciones.
Según el UNSCEAR («Comité Científico de Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica»): «No hay evidencias científicas de un aumento general de la incidencia de cáncer o de las tasas de mortalidad (...) que se puedan relacionar con la exposición a la radiación».
Sin embargo, se han elaborado predicciones sobre los efectos de la radiación a largo plazo a partir de lo aprendido entre los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó en 4.000 el número de víctimas mortales que producirá Chernóbil a largo plazo, entre las personas expuestas a altas dosis de radiación en Ucrania, Rusia Bielorrusia. Más tarde, incluyó las víctimas que provocará la exposición a niveles de radiación más bajos, y elevó la cifra hasta las 9.000 víctimas mortales.
Un estudio publicado en International Journal of Cancer elevó hasta 16.000 las muertes que producirá Chernóbil en toda Europa, mientras que un informe de Fairlie y Summer presenta una estimación es de 30.000 a 60.000.
Según el informe « Chernobyl´s Legacy: health, Environmental and Socio-Economic Impacts», elaborado por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (IAEA) y otros organismos de Naciones Unidas, así como el Banco Mundial y los gobiernos de Bielorrusia, Ucrania y Rusia: «Es imposible afirmar con fiabilidad y cualquier precisión el número de cánceres fatales causados por la exposición debida al accidente de Chernóbil, o incluso el impacto sobre el estrés y la ansiedad inducida por el accidente o la respuesta a este».
Alcoholismo y depresión
Varios estudios epidemiológicos  sí que han podido relacionar la salud mental con el accidente, el desplazamiento de los evacuados y el miedo a la radiación. Se han registrado 50.000 muertes asociadas con alcoholismo y depresión durante las décadas posteriores al accidente y unos 100.000 casos de abortos innecesarios.
Estas cifras están relacionadas con la evacuación y reasentamiento de 340.000 personas, y con el hecho de que se considera que cinco millones de personas viven en zonas contaminadas.
3. Mito 3: Hubo cientos de miles de casos de cáncer
Al igual que se habla de miles de muertes, también se dice que Chernóbil ha provocado y provocará cientos de miles de casos de cáncer. Pero lo cierto es que no hay estudios científicos que hayan podido relacionar de forma fiable la incidencia de cáncer con el accidente nuclear.
Según subraya el informe « Chernobyl´s Legacy: health, Environmental and Socio-Economic Impacts», «la ausencia de un incremento demostrado de la incidencia de cáncer –aparte del cáncer de tiroides– no es prueba de que no haya ocurrido un incremento. Ese incremento, sin embargo, debe de ser difícil de identificar dada la ausencia de estudios epidemiológicos cuidadosos y a gran escala con estimaciones individuales sobre las dosis de radiación».
La única excepción es el cáncer de tiroides entre los niños, causado sobre todo por la ingesta de leche contaminada. Entre 1992 y 2002 se diagnosticaron más de 4.000 casos de cáncer de tiroides entre aquellos que eran niños o jóvenes en el momento del accidente. La mayoría fue tratado y evolucionó favorablemente, pero 15 fallecieron .
El panel internacional que elaboró este informe predice que, entre las 600.000 personas que recibieron dosis más altas (entre liquidadores que trabajaron entre 1986 y 1987, evacuados y residentes en las áreas más contaminadas), el «posible incremento de mortalidad a causa del cáncer debido a esta exposición debe rondar unos cuantos puntos porcentuales».
En otras palabras, consideran que podría causar hasta 4.000 cánceres fatales más aparte de los 100.000 causados por otras causas en esa población. Se considera que el 5% de las muertes registradas entre 1991 y 1998 entre 61.000 liquidadores que participaron en las tareas de limpieza son debidas a la exposición a la radiación.
En cuanto a los cinco millones de habitantes que viven en zonas contaminadas, se espera que el aumento de mortalidad a causa del cáncer sea inferior al uno por ciento.
4. Mito 4: Las dosis de radiación fueron altísimas

La percepción general es que Chernóbil produjo una enorme contaminación sobre las personas, pero la realidad es más compleja. Por una parte hay que distinguir entre efectos acumulados y puntuales, y, por otra, tener en cuenta dónde estaban los afectados en el momento del accidente y en meses y años posteriores.
Con la excepción de los operarios y los trabajadores de emergencias, que estuvieron presentes o bien en el momento del accidente o bien poco de tiempo después, la mayor parte de la población solo recibió dosis de radiación relativamente bajas, «comparables a la radiación de fondo acumulada en un periodo de 20 años», explica el informe « Chernobyl´s Legacy: health, Environmental and Socio-Economic Impacts».
1.000 personas estuvieron expuestas a las mayores dosis, que oscilan entre los 2 y los 20 grays (Gy). Un Gy mide la dosis absorbida procedente de una radiación ionizante en un determinado material. Una dosis de más de un Gy puede provocar el síndrome agudo de radiación, una enfermedad grave cuyos síntomas son náuseas y vómitos, diarrea, sangrado, pérdida de cabello o problemas de la piel. En los casos más graves, provoca la muerte.
El consumo de comida y leche contaminadas llevó a exposiciones a la radiación ionizante, a causa del isótopo 131 del yodo, de 50 Gy en el tiroides de algunos pacientes.
Para saber los efectos que tuvo la radiación meses y años después, es necesario hablar de otras unidades: los sieverts (Sv). Estos expresan la dosis efectiva, que marca el riesgo para la salud de cualquier combinación de radiaciones, sobre todo a través del cáncer y otros efectos genéticos.
Según el UNSCEAR, la exposición media a radiación anual en el mundo es de 2,4 mSv, si bien se oscila fácilmente de uno a 10 mSv. Por ello, en toda la vida, se acumulan de 100 a 700 mSv.
Radiación acumulada
En Chernóbil hubo trabajadores que llegaron a estar expuestos a radiaciones de más de 500 mSv, pero la media fue de 100 mSv. En cuanto a las personas evacuadas en verano de 1986, las dosis medias son del orden de 33 mSv, aunque en ciertos casos se llegó a varios cientos de mSv.
Entre 1986 y 2005 se estima que la acumulación de radionucleidos (los distintos residuos liberados por la central), sobre todo cesio 137, llevó a recibir una dosis efectiva de 10 a 30 mSv en zonas contaminadas.
Por último, la mayoría de las cinco millones de personas que viven en zonas contaminadas están expuestas solo a un mSv adicional.
5. Mito 5: Chernóbil no se podrá habitar
Chernóbil se suele ver como una zona cero a la que es imposible acercarse. Pero, la realidad, de nuevo, es más compleja. Por ejemplo, después del accidente, los otros tres reactores de la central siguieron trabajando durante años, gracias al esfuerzo de cerca de 3.000 trabajadores. En la actualidad, la región es una atracción turística: en 2018 fue visitada por 60.000 personas.
En el momento del accidente, la naturaleza sufrió un importante impacto, y pocos animales sobrevivieron a las dosis más altas de radiación. Una de las partes más afectadas es el «bosque rojo», un pinar en el que los árboles murieron al instante.
Por ello, después del accidente se asumió que la zona de exclusión se convertiría en un desierto para la vida. Como muchos de los compuestos radiactivos liberados en el accidente tardan años, décadas o más en perder su poder, se supuso que el área iba a quedar deshabitada durante siglos.
Sin embargo, tres décadas después del accidente, varios estudios científicos han sorprendido al mostrar la abundancia y el aparente buen estado de salud de los animales que viven en la zona de exclusión, que lleva 30 años libre de la presencia humana.

Un edén post-radiactivo
Junto a los árboles creciendo en ciudades, las manadas de caballos y de lobos se extienden por allí como si se tratara de un peculiar edén post-radiactivo.
Actualmente, viven en la zona de exclusión al menos 400 especies de vertebrados, 50 de ellas dentro de la lista roja europea de especies amenazadas, entre las que hay osos, bisontes y linces. Allí se alimentan y viven raras especies como el águila de cola blanca o el águila moteada. Hay cientos de familias de castores y el caballo salvaje de Prezewalski, en peligro de extinción, ha logrado asentarse.
Muchos trabajos han confirmado la ausencia general de efectos negativos de la radiación sobre las poblaciones de animales y plantas de Chernóbil. Se han encontrado abundantes poblaciones de todas las especies, incluso en áreas muy contaminadas, e incluso indicios de respuesta adaptativas de los animales a la radiación.
Todo esto podría ocurrir por dos motivos: o bien los organismos son mucho más resistentes a la radiación de lo que se pensaba, o bien se estén adaptando a la contaminación.
Sea como sea, parece que sin actividades como la caza, la agricultura, la construcción de carreteras o la tala de árboles, la naturaleza florece con fuerza, incluso a pesar de la radiactividad. Esto indica, según varios expertos, que la presión de las actividades humanas es más negativa a medio plazo para la fauna que un accidente nuclear.
6. Mito 6: La radiación es muy peligrosa

Normalmente, el término de radiación se usa como sinónimo del concepto de radiactividad, pero en realidad no son lo mismo.
La radiación ocurre cuando una partícula o una onda viaja por el espacio (por el vacío, a la velocidad de la luz), y es consecuencia de varios procesos, entre ellos la radiactividad.
La radiación puede ser no-ionizante, lo que incluye la luz, las ondas de radio o lo que percibimos como calor, ionizante, que tiene la capacidad de arrebatarle electrones a los átomos, o estar en forma de neutrones. Por tanto, la peligrosidad de la radiación depende de su naturaleza, del tiempo de exposición y del tejido afectado.
Por otro lado, la radiactividad es el proceso por el cual los núcleos atómicos inestables decaen y se reorganizan, a causa de un desequilibrio entre el número de protones y neutrones que contienen.
El poder de penetración de la radiación
Esta reorganización puede ocurrir de varias formas, como la fisión, la liberación de neutrones, el decaimiento alfa (se libera un núcleo de helio, con dos neutrones y dos protones), el decaimiento beta (se libera un electrón o un positrón) o el decaimiento gamma (se libera energía en forma de radiación gamma).
La radiación gamma (al igual que los rayos X), se caracteriza por tener un alto poder de penetración y por ser solo frenada por materiales muy densos, como el plomo o gruesas capas de hormigón.
Sin embargo, las otras formas de radiación, que dependen de partículas, se pueden frenar más fácilmente. Las partículas alfa se pueden frenar con una hoja de papel, y las beta con unos pocos milímetros de metal o plástico. Los neutrones, por otra parte, son más peligrosos, y solo pueden ser frenados por ciertos materiales como el grafito o el agua.
Por todo esto, el peligro de Chernóbil adopta varias formas en función del origen de la radiación. Los alrededores de la central fueron arrasados por radiación gamma en el momento del accidente, pero décadas después ciertos isótopos siguen liberando partículas capaces de dañar los tejidos.
Todas estas formas de radiación y radiactividad ocurren de forma natural y forman eso que se denomina como radiación de fondo. Esta procede de explosiones de supernovas, del Sol o de las rocas, entre otras muchas cosas.