martes, 17 de septiembre de 2019

Las 10 cosas que no sabías sobre la leche sin lactosa

Tomado de http://sialaleche.org, para efectos académicos.
Has oído mil leyendas. Que la leche puede resultar indigesta, que la entera tiene más calcio que la desnatada y, últimamente, se ha puesto de moda la leche sin lactosa. Otra fuente de mitos. ¿Es mejor esta variedad que la leche “normal”? ¿Aporta menos calorías? Seas intolerante o no, en este artículo resolvemos todas las dudas que puedas tener.
1. ¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
La lactosa es un disacárido o, lo que es lo mismo, el azúcar natural de la leche. La intolerancia a la lactosa se produce por la ausencia de lactasa en el organismo. Su función es dividir la lactosa en sus dos componentes: glucosa y galactosa; pero si este proceso no se produce correctamente, significa que la lactosa no es absorbida por el organismo. Al no digerirse, es fermentada por la flora bacteriana provocando molestias.
2. ¿Cuáles son los síntomas?
Aunque siempre hay que consultar con el médico para que haga un diagnóstico, puedes empezar a sospechar que padeces intolerancia si, después de ingerir leche u otros derivados lácteos, sufres alguno de los siguientes síntomas: náuseas, vómitos, dolor abdominal, gases, diarrea…
Estas molestias se producen porque se originan ácidos grasos de cadena corta y metano, hidrógeno y dióxido de carbono; unos gases que producen los síntomas característicos de esta patología.
Estos síntomas aparecen entre los 30 minutos y las dos horas después de ingerir alimentos que contienen lactosa. La tipología e intensidad de los síntomas pueden variar según el grado de intolerancia.
3. ¿Es más digestiva la leche sin lactosa?
Si tu cuerpo no es capaz de romper toda la lactosa de la leche, puedes notar el vientre hinchado, ya que esta mala digestión produce gases. La leche sin lactosa, al ser más digestiva, minimiza el efecto de los gases y la sensación de pesadez.
4. ¿La leche sin lactosa sabe igual que la leche “normal”?
Por el proceso industrial, la enzima lactasa rompe la lactosa en sus dos azúcares simples: la glucosa y la galactosa. Es por este proceso que los consumidores perciben un sabor más dulce que en la leche ‘clásica’.
El 34% de los consumidores de leche ‘clásica’ que prueban una leche sin lactosa la abandona por su sabor, y a más de la mitad les sabe distinta que una leche ‘tradicional’, según el estudio ‘Descubriendo al consumidor de Leche Sin Lactosa 2013’(1). Algunas marcas han conseguido mejorar su proceso para poder ofrecer el mejor sabor; un sabor menos dulce y más parecido a una leche ‘normal’, manteniendo todos los nutrientes de la leche ‘tradicional’.
5. ¿Tiene menos calorías que la leche “tradicional”?
Se ha extendido la falsa creencia de que la leche sin lactosa aporta menos calorías que la leche ‘tradicional’. Sin embargo, el contenido total de azúcares es el mismo.
La única diferencia es que a la leche sin lactosa se le añade lactasa para que transforme este azúcar en sus unidades más sencillas (glucosa y galactosa) y, así, puedan ser absorbidas fácilmente por el organismo.
6. ¿Aporta los mismos nutrientes que la leche “normal”?
La leche sin lactosa mantiene todos los nutrientes de los lácteos. Sigue siendo un alimento muy completo que debes incluir en tu dieta diaria para conseguir las recomendaciones diarias de calcio o vitamina D.
7. ¿La leche sin lactosa vale para todos?
La ventaja que presenta la leche sin lactosa es que es apta tanto para los intolerantes como para los que no lo son. La leche sin lactosa se recomienda en el contexto de una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable.
Los únicos que deben eliminarla de su dieta son los alérgicos a la proteína de la leche de vaca, que podrán sustituirla por bebidas vegetales alternativas, como por ejemplo la de soja.
8. ¿Cuántas personas son intolerantes a la lactosa en España?
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) (2), una de cada tres personas en España no tolera la lactosa, en mayor o menor medida, y muchas de ellas no lo saben.
Ante este nuevo panorama, los productos sin lactosa son un mercado en auge. Hasta hace poco, cuando la leche sentaba mal, la única opción era reducir o renunciar a su consumo. Ahora existen como alternativa las leches sin lactosa.
9. ¿Qué tipos de intolerancia existen?
Si eres uno de los afectados por esta patología, se puede deber a tres causas:
  • Deficiencia congénita: se produce desde el nacimiento. El bebé tiene ausencia de actividad de la lactasa desde que se expone al consumo de la leche materna. Es una tipología de intolerancia poco frecuente.
  • Deficiencia primaria: es un trastorno en el que, con la edad, se produce un descenso fisiológico de la producción de lactasa en el organismo; normal en la mayoría de los mamíferos. La prevalencia es elevada y variable geográficamente, siendo más frecuente en países del hemisferio sur.
  • Deficiencia secundaria (o adquirida): suele ocurrir como consecuencia de enfermedades gastrointestinales, enfermedad celíaca o infecciones y, generalmente, tiene carácter puntual.
10. ¿Cómo puedo saber si soy intolerante a la lactosa?
Si ya has observado molestias o sospechas que podrías padecer algún tipo de intolerancia a la lactosa, deberás acudir al médico para que realice las pruebas pertinentes. Estas pueden ser:
  • Test de hidrógeno espirado: es la prueba más utilizada y consiste en beber una dosis estándar de lactosa disuelta en agua para posteriormente medir los niveles de hidrógeno en el aliento a los 15, 30, 60, 90 y 120 minutos.
  • Test sanguíneo: busca la presencia de glucosa en la sangre. El cuerpo produce glucosa cuando la lactosa se descompone.
  • Biopsia de intestino delgado.
(1) Fuente TNS, Estudio ‘Descubriendo al consumidor de Leche Sin Lactosa 2013’ y Milward Brown 2015/Amber organoléptico marzo 2015/IPSOS: Potencial de Sin Lactosa Cuantitativo. Jun. 2016 (Muestra a 2010 individuos. Amb. Nacional).
(2) EFSA Journal 2010;8(9):1777.

martes, 3 de septiembre de 2019

Nuevas pistas sobre el origen de la vida

Tomado de www.agenciasinc.es para fines académicos


El origen de la vida sigue siendo uno de los grandes misterios de la ciencia. Según los expertos, en los comienzos de nuestro planeta existiría una ‘sopa primordial’ con sustancias químicas sencillas que producirían aminoácidos. Estos se convertían en las proteínas necesarias para crear las células que, a su vez, darían lugar a las plantas y los animales.
Pero ¿cómo se ensamblaron los ‘bloques’ de aminoácidos en las proteínas que formaron la maquinaría celular? De momento no hay respuesta, pero ahora, dos estudios de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), publicados en la revista PNAS y liderados por los científicos Richard Wolfenden y Charles Carter, arrojan nueva luz sobre el nacimiento de la vida hace 4.000 millones de años.
Estos estudios arrojan nueva luz sobre el nacimiento de vida hace 4.000 millones de años
"Nuestro trabajo demuestra que la estrecha vinculación entre las propiedades físicas de los aminoácidos, el código genético y el plegamiento de proteínas probablemente fue esencial desde el principio, mucho antes de que las moléculas complejas llegaran a escena", señala Carter, profesor de Bioquímica y Biofísica en la Escuela de Medicina de la UNC. “Esta estrecha interacción probablemente fue el factor clave en la evolución desde los primeros ‘bloques de construcción’ biológicos hasta los organismos”.
Estos nuevos hallazgos van en contra de la cuestionada hipótesis del mundo ARN. Esta molécula hoy desempeña un papel en la codificación, regulación y expresión de los genes; pero, según esta hipótesis, en los comienzos de la vida se alzó del caldo primigenio de aminoácidos y de las sustancias cósmicas, para formar proteínas cortas llamadas péptidos (pequeños grupos de aminoácidos), y luego, los organismos unicelulares.
Wolfenden y Carter argumentan que el ARN no actuó solo; de hecho, consideran que es tan probable que este ácido ribonucleico catalizara la formación de péptidos como que fuera al revés: que fueran los péptidos los que catalizaran el ARN. Este planteamiento supone un nuevo capítulo en la historia de cómo la vida evolucionó hace millones de años.
LUCA, el primigenio antecesor
 
La comunidad científica piensa que hace 3.600 millones años existió un ancestro común universal, llamado LUCA, del que evolucionaron todos los seres que viven actualmente en la Tierra. Es probable que fuera un organismo de una sola célula con unos pocos cientos de genes, pero ya tenía el diseño completo para la replicación del ADN, la síntesis de proteínas y la transcripción del ARN: la base del código genético que conocemos hoy.
LUCA tenía todos los componentes básicos, como los glúcidos, lípidos y proteínas de los organismos modernos. Desde aquel organismo en adelante, es relativamente fácil ver cómo se ha desarrollado la vida.  Pero antes de esos 3.600 millones años, sin embargo, no hay pruebas contundentes acerca de cómo LUCA surgió de un ‘caldero hirviente’ con los productos químicos que se formaron en la Tierra después de su creación hace alrededor de 4.600 millones de años.
Hay un 'desierto' de conocimiento entre la química de las primeras biomoléculas y LUCA
"Sabemos mucho sobre LUCA y estamos empezando a aprender acerca de la química que produce los bloques de construcción como los aminoácidos, pero entre los dos hay un desierto de conocimiento", insiste Carter. "Ni siquiera hemos sabido explorarlo", añade el experto, aunque sus investigaciones representan un avance en este 'desierto'.

"Ahora el doctor Wolfenden ha establecido las propiedades físicas de los veinte aminoácidos esenciales, y hemos encontrado una relación entre esas propiedades y el código genético", apunta Carter. "Ese vínculo nos sugiere que hubo un segundo y más temprano código que hizo posible las interacciones péptido-ARN necesarias para poner en marcha un proceso de selección que podemos imaginar en la creación de la primera vida en la Tierra".

Por lo tanto, subraya Carter, el ARN no tuvo que surgir de la sopa primordial. En su lugar, incluso antes de que hubiera células, parece más probable que hubiera interacciones entre los aminoácidos y nucleótidos que llevaron a la ‘cocreación’ de proteínas y ARN.

La complejidad desde la simplicidad
 
Por otra parte, las proteínas deben plegarse de forma específica para funcionar correctamente. En el primer artículo de PNAS, dirigido por Wolfenden, muestra que los tamaños y polaridades (forma en que se distribuyen entre agua y aceite) de los aminoácidos pueden ayudar a explicar el complejo proceso de plegamiento de las proteínas. Este fenómeno implica que una cadena de aminoácidos conforma una estructura tridimensional particular, con una función biológica específica.

"Nuestros experimentos muestran cómo las polaridades de aminoácidos cambian constantemente a través de una amplia gama de temperaturas en formas que no afectarían las relaciones básicas entre la codificación genética y el plegamiento de las proteínas", dice Wolfenden.
Esto fue importante para establecer que cuando la vida se estaba formando en los inicios de la Tierra, las temperaturas en nuestro planeta seguramente eran calientes, probablemente mucho más caliente de lo que son ahora o cuando se establecieron las primeras plantas y animales.
"La traducción del código genético es el nexo que conecta la química prebiótica a la biología", destacan los investigadores
Una serie de experimentos bioquímicos con aminoácidos realizados en el laboratorio de Wolfenden revelaron que esas dos propiedades –tamaño y polaridad– de los aminoácidos fueron necesarias para explicar su comportamiento dentro de las proteínas plegadas y su actividad a temperaturas altas como las de la Tierra hace 4.000 millones de años.

En cuanto al segundo artículo de PNAS, liderado por Carter, se centra en cómo las enzimas aminoacil–ARNt sintetasas reconocen al ácido ribonucleico de transferencia (ARNt). Esas enzimas traducen el código genético. "Piense en el ARNt como un adaptador", compara el investigador. "Un extremo del adaptador lleva un aminoácido particular; el otro lee el mapa genético para ese aminoácido en el ARN mensajero. Cada sintetasa empareja a cada uno de los veinte aminoácidos con su propio adaptador de modo que el mapa genético en el ARN mensajero fabrique fielmente la proteína correcta cada vez".

El análisis de Carter muestra que los dos extremos diferentes de la molécula de ARNt en forma de L contenían códigos o reglas independientes que especifican qué aminoácido hay que seleccionar. El extremo del ARNt que llevó el aminoácido colocó cada aminoácido según su tamaño. Por su parte, el otro extremo de la molécula de ARNt en forma de L se llama el 'anticodon', y lee 'codones' (secuencias de tres nucleótidos de ARN en mensajes genéticos que seleccionan aminoácidos según su polaridad).
Los hallazgos de Wolfenden y Carter implican que las relaciones entre los ARNt y las dos propiedades físicas de los aminoácidos fueron cruciales durante la era primordial de la Tierra. A la luz de los trabajos previos de Carter, con muy pequeños núcleos activos de ARNt sintetasas llamados 'urzymas', ahora parece probable que la selección por tamaño precedió a la selección de acuerdo a su polaridad.
Resolver dos paradojas
Esta selección ordenada significó que las primeras proteínas no se plegaron necesariamente en formas únicas, y que sus estructuras originales evolucionaron más tarde. Carter destaca: "La traducción del código genético es el nexo que conecta la química prebiótica a la biología". Los autores creen que la etapa intermedia de la codificación genética puede ayudar a resolver dos paradojas: cómo surgió la complejidad de la simplicidad, y cómo la vida dividió el trabajo entre dos tipos muy diferentes de polímeros (proteínas y ácidos nucleicos).

"El hecho de que la codificación genética se desarrollara en dos etapas sucesivas (la primera muy simple) puede ser una de las razones de por qué la vida pudo surgir mientras que la tierra era todavía muy joven", señala Wolfenden.

Un código más temprano, que permitiera a los primeros péptidos codificados ligarse al ARN, puede haber proporcionado una ventaja selectiva decisiva, según los autores. Y este sistema primitivo podría entonces someterse a un proceso de selección natural, lanzando así una forma nueva y más biológica de evolución.

"La colaboración entre el ARN y los péptidos probablemente fue necesaria para que surgiera de forma espontánea la complejidad", añade Carter, que concluye: "En nuestra opinión, fue un mundo péptido-ARN, no solo un mundo ARN".
Referencias bibliográficas:
Richard Wolfenden, Charles W. Carter Jr et al.: "Temperature dependence of amino acid hydrophobicities"Charles W. Carter Jr y Richard Wolfenden.: "tRNA acceptor stem and anticodon bases form independent codes related to protein folding" PNAS, 2015.