lunes, 7 de agosto de 2023

70 años del origen de la vida

 

En diciembre de 1952 se creó la vida en la Tierra, otra vez. O, al menos, un investigador, en la Universidad de Chicago, mostró cómo pudo haber ocurrido, hace unos 3.500 o 3.800 millones de años, cuando nuestro planeta era un de montón rocas y materiales inertes. La vida surgió, según todos los indicios, igual que mostró el experimento que Stanley Lloyd Miller realizó hace ahora 70 años, de la mezcla de metano, vapor de agua, hidrógeno y amoniaco, todo ello sometido a descargas eléctricas.


Stanley Miller, era, al principio de la década de los años 50 del siglo pasado, un joven estudiante estadounidense, nacido en 1930, y que aún buscaba un sitio, una facultad de excelencia en donde hacer su tesis doctoral. Finalmente, llegó a la Universidad de Chicago y se puso bajo la tutela de Harold C. Urey (1893-1981), que había ganado el premio Nobel de Química en 1934 por el descubrimiento del hidrógeno pesado. Pese a que Urey no creía demasiado en las posibilidades del experimento y prefería que eligiera otro tema para la tesis, permitió a Miller que lo hiciera en su laboratorio. Cuando obtuvo sus espectaculares resultados, Urey no se impuso a sí mismo, como es habitual en la ciencia, como primer firmante del trabajo que apareció publicado en Science el 15 de mayo de 1953, dando cuenta del experimento y con el único nombre de Miller, así que Urey actuó con una nobleza poco frecuente.

Fue el gran Charles Darwin quien dijo que la vida podía haber surgido en un charco caliente. En 1924, John Haldane estableció que la atmósfera de la Tierra primitiva no había oxígeno libre. Más adelante, el científico ruso Alexander Oparin, en 1936, estableció las condiciones atmosféricas de la tierra primigenia y dijo que allí habría moléculas orgánicas e inorgánicas que, convenientemente unidas, podían haber dado origen a la vida. Pero lo malo era saber cómo se habían formado esas primeras moléculas orgánicas. Supuso que la vida había aparecido en ese caldo de cultivo que los actuales investigadores llaman sopa prebiótica, pero no aclaró cómo se habían formado los ingredientes de esa sopa.

Urey, ese año de 1952, había dado un seminario en la Universidad de Chicago resumiendo las ideas de Haldane y Oparin y las suyas propias sobre la atmósfera de los planetas. Miller quedó fascinado por esa explicación y decidió llevar a cabo un experimento que reprodujese aquella atmósfera para comprobar si allí pudiera haberse formado la vida. Colocó al fuego un matraz en el que había puesto metano, amoniaco, agua e hidrógeno, y lo mantuvo en un circuito cerrado en permanente estado de ebullición. Con dos electrodos generó chispas de gran potencia y mantuvo ese caldo cociendo durante una semana. Al final, encontró que se habían formado aminoácidos, los ladrillos más básicos de la vida. En palabras del propio Miller, la tercera vez que hizo el experimento la cosa funcionó mucho mejor, así que "a toda prisa salí en busca de Urey y lo traje para que viera el color: se emocionó tanto como yo. Al seguir encendida la chispa, la solución adquirió primero un tono rojo profundo y luego un café amarillento que oscureció un poco al rojo."

Los aminoácidos que aparecieron en el experimento de Miller, de los 20 que sabemos que existen, fuero otra vez en sus palabras, los siguientes: "tres de los aminoácidos tenían la fuerza suficiente y la posición correcta para poder identificarlos como glicina, alfa-alanina y beta-alanina. Dos de las manchas eran de coloración mucho más débil, pero correspondían a los ácidos aspártico y alfa-amino-n-butírico. No estaba seguro de la identidad de las manchas, así es que decidí aceptarlas con carácter provisional. Las otras dos no correspondían a ninguno de los aminoácidos de las proteínas ni a ningún otro de los conocidos que estuviera a la mano, de modo que preferí llamarlas simplemente A y B".


Hace, pues, 70 años desde que, en la Tierra, otra vez, se produjeron aminoácidos desde una atmósfera sin vida; 70 años desde que se creó vida partiendo de materia inorgánica. Eso, dice los expertos, ocurrió en una Tierra primitiva, hace entre 3.800 y 3.500 millones de años. Luego, de los aminoácidos surgieron los ácidos nucleicos, de ahí las bacterias y luego las células sin núcleo, de donde salieron las células con núcleo, eucariotas, hace unos 700 millones de años. Para entonces ya había pasado casi todo el tiempo que este planeta lleva girando. Los mares se poblaron poco a poco y hace unos 400 millones de años las plantas salieron del mar y colonizaron los continentes. Darwin mediante, la vida fue cambiando, unas cosas trajeron a otras, y, tras el reinado de los habitantes del mar llegaron los anfibios, luego los reptiles, más tarde, hace unos 245 millones de años, los dinosaurios, hace solo 65 millones de años los mamíferos y hace un ratito, 150.000 años, la especie humana. Y hace 70 años, Miller y su experimento nos volvieron a contar la historia, solo que esta vez en un matraz y estábamos allí para verlo.



2 comentarios:

Manuel Rodriguez Gomez dijo...

El comentario que ha realizado es un relato interesante ya que habla sobre el experimento de Stanley Miller y su impacto en la comprensión de cómo pudo haber surgido la vida en la Tierra. También proporciona detalles históricos y científicos relevantes sobre el contexto y el experimento en sí sobre toda su teoría. Su articulo habla de cómo el científico Stanley Miller logró sintetizar aminoácidos, uno de los componentes esenciales de la vida, a partir de una mezcla estéril de los gases que formaban la atmósfera.

El blog o ya bien sea información importante mediante el punto de vista del docente es correcto ya que también habla y destaca especialmente la colaboración entre Miller y Harold C. Urey, así como las conexiones con las otras teorías previas de científicos como Charles Darwin, John Haldane y Alexander Oparin. Por ende este archivo describe de la mejor manera la evolución de la vida en la Tierra a lo largo del tiempo y cómo las investigaciones como la de Miller han contribuido a nuestra comprensión de este proceso.
En conclusión, el comentario es informativo y detallado, requiere una narración histórica y científica sobre el experimento de Miller y su significado en la historia de la vida. Ese es mi punto vista respecto al archivo "70 años del origen de la vida"....Manuel Alejandro Rodríguez Gomez.

Maria paula benitez dijo...

La idea de que los aminoácidos esenciales, que son como las piezas fundamentales de la vida, hayan sido creados en este experimento, incluyendo algunos que no se conocían antes, refuerza la posibilidad de que los ingredientes básicos para la vida se hayan originado a partir de sustancias comunes en las condiciones adecuadas. Este logro es un momento muy importante en la investigación sobre cómo la vida podría haber comenzado sin necesidad de cosas vivas, y nos ayuda a entender mejor cómo la vida se desarrolló desde sus primeras etapas.

Este experimento y sus descubrimientos encajan en la historia más grande de cómo evolucionó la vida a lo largo de millones de años. Desde la formación de los aminoácidos, hasta la eventual creación de células más complejas; el experimento de Miller aporta una pieza esencial para resolver cómo pudo haber surgido la vida en nuestro planeta.