Investigadores de la NASA han descubierto una especie de bacteria que, en ausencia de fósforo, es capaz de metabolizar el arsénico, normalmente un veneno letal para cualquier organismo. Los detalles se publican en la revistaScience.
Hasta ahora se pensaba que el desarrollo de la vida estaba basado en seis componentes esenciales: el fósforo, el carbono, el oxígeno, el hidrógeno, el azufre y el nitrógeno. Sin embargo, una bacteria de la cepa GFAJ-1 de la familia de las halomonas, encontrada en el Lago Mono de California, es capaz de prescindir del primero y crecer en presencia de arsénico, un elemento que resulta letal para la mayoría de los organismos.
Desde el punto de vista químico, el arsénico es muy similar al fósforo y precisamente esa es la causa de que sea tan nocivo para los seres vivos, explicaron expertos del Instituto de Astrobiología de la NASA, en un comunicado de la Universidad Estatal de Arizona. Como el metabolismo es incapaz de diferenciar ambos elementos en su forma biológica activa, el arsénico se asimila en lugar del fósforo y bloquea los principales procesos bioquímicos. La única excepción conocida es la cepa GFAJ-1, que no sólo sobrevive en presencia de arsénico, sino que además es capaz de incorporar el veneno a su metabolismo y a su ADN. "Esta investigación nos recuerda que la vida, tal como la conocemos, puede ser mucho más flexible de lo que suponemos normalmente o de lo que nos imaginamos", afirma Felisa Wolfe-Simon, coautora del estudio. El hallazgo sugiere la existencia de una bioquímica totalmente diferente a la que conocíamos hasta ahora, que podría haber sido utilizada por microorganismos en ambientes extremos de la Tierra o incluso de otros planetas.
martes, 30 de agosto de 2016
lunes, 22 de agosto de 2016
La otra pista para encontrar un planeta con vida
Científicos dicen que no basta con que esté a una distancia adecuada de su estrella, también debe tener una temperatura correcta desde el principio
Durante décadas, los científicos han considerado que el factor clave para determinar si un planeta puede albergar vida es la distancia a su estrella. En nuestro Sistema Solar, por ejemplo, Venus está demasiado cerca del Sol y Marte demasiado lejos, mientras que la Tierra tiene la fortuna de encontrarse en el lugar perfecto. Esa distancia es lo que los investigadores llaman la «zona habitable» o «zona Ricitos de Oro», en referencia al cuento infantil donde la protagonista se mostraba algo caprichosa en la casa de los tres osos hasta que encontraba todas las cosas a su gusto. En un mundo así, no hará demasiado calor ni demasiado frío, aumentando las posibilidades de que exista agua sobre su superficie.
Pero investigadores de la Universidad de Yale creen que hay otro factor igual de importante que hasta ahora no ha sido tenido en cuenta. El simple hecho de encontrarse en la zona habitable no es suficiente para que un planeta mantenga la vida. Además, ese mundo debe formarse con una temperatura interna correcta.
Hasta ahora, también se pensaba que los planetas eran capaces de autorregular su temperatura interna a través de la convección del manto, el desplazamiento subterráneo de rocas causado por la calefacción y la refrigeración internas. De esta forma, un planeta podría empezar demasiado frío o demasiado caliente, pero finalmente podría asentarse a la temperatura adecuada.
Los investigadores de Yale no están de acuerdo y lo explican en la revista Science Advances. «Si reúne todo tipo de datos científicos sobre cómo la Tierra ha evolucionado en los últimos mil millones de años y trata de darles sentido, verá que la convección del manto es indiferente de la temperatura interna», dice Jun Korenaga, autor de del estudio y profesor de geología y geofísica en Yale. Korenaga presenta un marco teórico general que explica el grado de autorregulación previsto para la convección del manto y sugiere que la autorregulación es poco probable en planetas similares a la Tierra.
«La falta del mecanismo autorregulador tiene enormes implicaciones para la habitabilidad planetaria», dice el investigador. «Los estudios sobre la formación planetaria sugieren que planetas como la Tierra se forman por múltiples impactos gigantes, y el resultado de este proceso altamente aleatorio es muy diverso».
Tal diversidad de tamaño y temperatura interna no obstaculizaría la evolución planetaria si hubiera autorregulación de la convección del manto, dice Korenaga. «Lo que damos por sentado en la Tierra, como océanos y continentes, no existiría si la temperatura interna del planeta no hubiera estado en un cierto rango, y esto significa que el comienzo de la historia de la Tierra no pudo ser demasiado caliente o demasiado frío».
jueves, 11 de agosto de 2016
¿Como se Formo la Luna?
La Luna es el único satélite natural de la Tierra y el quinto satélite más grande del Sistema Solar. Es el satélite natural más grande en el Sistema Solar en relación al tamaño de su planeta, un cuarto del diámetro de la Tierra y 1/81 de su masa, y es el segundo satélite más denso después de Ío. Se encuentra en relación síncrona con la Tierra, siempre mostrando la misma cara; el hemisferio visible está marcado con oscuros mares lunares de origen volcánico entre las brillantes montañas antiguas y los destacados astroblemas.
Hay, básicamente, tres teorias sobre el origen de la luna:
1.- Era un astro independiente que, al pasar cerca de la Tierra, quedó capturado en órbita.
2.- La Tierra y la Luna nacieron de la misma masa de materia que giraba alrededor del Sol.
3.- La luna surgió de una especie de "hinchazón" de la Tierra que se desprendió por la fuerza centrífuga.
Actualmente se admite una cuarta teoría que es como una mezcla de las otras tres: cuando la Tierra se estaba formando, sufrió un choque con un gran cuerpo del espacio. Parte de la masa salió expulsada y se aglutinó para formar nuestro satélite. Y, aún, una quinta teoría que describe la formación de la Luna a partir de los materiales que los monstruosos volcanes de la época de formación lanzaban a grandes alturas.
Hipótesis de captura
La hipótesis 'de captura', supone que la Luna era un astro planetesimal independiente, formado en un momento distinto al nuestro y en un lugar alejado.
La Luna inicialmente tenía una órbita elíptica con un afelio (punto más alejado del Sol) situado a la distancia que le separa ahora del Sol, y con un perihelio (punto más cercano al Sol) cerca del planeta Mercurio. Esta órbita habría sido modificada por los efectos gravitacionales de los planetas gigantes, que alteraron todo el sistema planetario expulsando de sus órbitas a diversos cuerpos, entre ellos, nuestro satélite. La Luna viajó durante mucho tiempo por el espacio hasta aproximarse a la Tierra y fue capturado por la gravitación terrestre.
Sin embargo, es difícil explicar cómo sucedió la importante desaceleración de la Luna, necesaria para que ésta no escapara del campo gravitatorio terrestre.
Hipótesis de acreción binaria
La hipótesis de la acreción binaria supone la formación al mismo tiempo tanto de la Tierra como de la Luna, a partir del mismo material y en la misma zona del Sistema solar. A favor de esta teoría se encuentra la datación radioactiva de las rocas lunares traídas a nuestro planeta por las diversas misiones espaciales, las cuales fechan entre 4.500 y 4.600 millones de años la edad lunar, aproximadamente la edad de la Tierra.
Como inconveniente tenemos que, si los dos se crearon en el mismo lugar y con la misma materia: ¿cómo es posible que ambos posean una composición química y una densidad tan diferentes?. En la Luna abunda el titanio y los compuestos exóticos, elementos no tan abundantes en nuestro planeta al menos en la zona más superficial.
Hipótesis de fisión
La hipótesis de fisión supone que originariamente la Tierra y la Luna eran un sólo cuerpo y que parte de la masa fue expulsada, debido a la inestabilidad causada por la fuerte aceleración rotatoria que en aquel momento experimentaba nuestro planeta. La parte desprendida se "quedó" parte del momento angular del sistema inicial y, por tanto, siguió en rotación que, con el paso del tiempo, se sincronizó con su periodo de traslación.
Se cree que la zona que se desprendió corresponde al Océano Pacífico, que tiene unos 180 millones de kilómetros cuadrados y con una profundidad media de 4.049 metros. Sin embargo, los detractores de esta hipótesis opinan para poder separarse una porción tan importante de nuestro planeta, éste debería haber rotado a una velocidad tal que diese una vuelta en tan sólo 3 horas. Parece imposible tan fabulosa velocidad. porque con ella la Tierra no se hubiese formado al presentar un exceso de momento angular.
Hipótesis de impacto
La hipótesis del impacto parece la preferida en la actualidad. Supone que nuestro satélite se formó tras la colisión contra la Tierra de un cuerpo de aproximadamente un séptimo del tamaño de nuestro planeta. El impacto hizo que bloques gigantescos de materia saltaran al espacio para posteriormente y, mediante un proceso de acreción similar al que formó los planetas rocosos próximos al Sol, generar la Luna.
Lo más dudoso de esta teoría es que tendrían que haberse dado demasiadas coincidencias juntas. L probabilidad de impactar con un astro errante era muy alta al inicio del Sistema Solar. Más dificil es que la colisión no desintegrase totalmente el planeta y que los fragmentos fuesen lo suficientemente grandes como para poder generar un satélite.
La teoría del impacto ha sido reproducida con ayuda de ordenadores, simulando un choque con un objeto cuyo tamaño sería equivalente al de Marte, y que, con una velocidad inferior a los 50.000 km/h, posibilitaría la formación de un satélite.
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