Jack
Szostak, nobel de medicina, aclara dudas sobre revertir el envejecimiento y
prolongar la vida
Tomado de El Tiempo | 10 de agosto de 2015
Para Szostak, lo más importante no es alargar la
vida, sino vivir bien para tener una vejez saludable.
“Sigo con mi investigación científica, tanto como
antes –cuenta Szostak–. La diferencia más grande es que ahora hay más
oportunidad de ayudar e inspirar a los científicos jóvenes, del mismo modo que
mucha gente me ayudó temprano en mi carrera”.
El
Instituto Karolinska de Estocolmo galardonó a Szostak y sus colegas por sus
trabajos sobre los telómeros y la telomerasa.Probaron
que los primeros, ubicados en los extremos de los cromosomas, y la segunda
(enzima que los forma y cuyo gen identificaron estos científicos), explican un
problema principal en la biología: cómo se copian los cromosomas en las
divisiones celulares y cómo se protegen contra la degradación o el
envejecimiento.
En cada división celular, los telómeros forman un
anillo protector en torno a los cromosomas, que se reduce con el tiempo hasta
alcanzar un grosor que le impide proteger la célula. Esto conduce a que ya no
pueda dividirse, e incluso muera.
La
telomerasa contribuye a evitar que los telómeros vayan perdiendo tamaño. Este proceso tiene efectos positivos para las
células “buenas”, pero negativos para las “malas”: al evitar su muerte, incluso
la de las cancerígenas, fomenta el crecimiento de tumores.
Aunque Szostak es referencia obligada cuando del
estudio del envejecimiento se trata, en las últimas décadas ha centrado su
investigación en el origen de la vida, sobre todo en lo relacionado con las
primeras moléculas que existieron, con capacidad de replicarse.
Este reconocido biólogo molecular británico, que
viene al país el 13 de agosto para disertar en el Simposio de Egresados de la
Escuela de Medicina de la Universidad del Rosario, celebrado a propósito de los
50 años de su reapertura, habló sobre estos temas para EL TIEMPO.
¿Qué
teoría de la vida le apasiona?
Estoy muy emocionado por ser parte del gran
esfuerzo por entender el camino que lleva a la vida, desde la formación de los
planetas hasta las condiciones planetarias tempranas, la aparición de la
química prebiótica en la Tierra y el surgimiento de formas de vida muy
primitivas, así como su posterior evolución hacia la vida moderna. Este trabajo
reúne a astrónomos, científicos planetarios, químicos y biólogos, lo cual hace
que la ciencia sea muy interesante y divertida. En cuanto a la particular
teoría con la que estoy a favor, creo que hay buenas razones para pensar que la
vida surgió en estanques o pequeños lagos en regiones geotérmicamente activas
de la joven Tierra; dichos entornos no solo permiten que los componentes
químicos de la vida se acumulen, sino que proporcionan el ambiente físico y
químico necesario.
¿Cuál
cree que es la pregunta fundamental de la biología como disciplina?
El problema que me compromete es tratar de entender
la transición desde la química hasta la biología; en otras palabras, cómo una
colección de químicos se convierte en una célula viva que puede crecer y
dividirse, y que tiene el potencial para comenzar la evolución darwiniana. Para
los científicos que estudian los aspectos de la biología moderna, tal vez el
mayor desafío es entender cómo la información acumulada en nuestro ADN se
expresa y resulta, a través de interacciones con el ambiente, en toda la
complejidad y los problemas de la biología y la medicina.
¿Qué
le respondería a alguien que preguntara por los resultados prácticos de su
investigación?
Diría que no puedo predecir ninguna aplicación a
corto plazo de mi trabajo actual sobre el origen de la vida; en general, las aplicaciones
no pueden anticiparse y no se puede saber cuándo algo es útil, por ejemplo una
nueva tecnología, aparecerá y tendrá aplicaciones en otro campo. Disfruto la
investigación aplicada, así como la básica, y en su caso trato de hacer esa
transición con trabajo desde mi laboratorio, por ejemplo, mediante la
posibilidad de que se creen nuevas empresas de biotecnología o siendo consultor
para ellas.
¿El
acortamiento de los telómeros puede explicar por qué la gente no puede vivir
más de 120 años?
El envejecimiento tiene muchas causas, y el
acortamiento de los telómeros en las células madre es solo uno. Hay evidencia
creciente de que, a medida que envejecemos, la capacidad de los tejidos de
regenerarse de manera eficiente deciende. Y un factor que contribuye a la
reducción de esta capacidad es el acortamiento de los telómeros, que impide que
la célula se multiplique; por eso los tejidos dañados no se recuperan. Si
pudiéramos superar este problema, sin crear otros, como la incidencia del
cáncer, podríamos extender la vida útil. Sin embargo, otros aspectos del
envejecimiento, como la acumulación de daños en el ADN y las proteínas, también
tendrían que superarse para proporcionar una esperanza de vida más larga y
saludable.
Si
se lograra bloquear la telomerasa en pacientes con cáncer, ¿podrían reducirse
sus efectos?
Hasta ahora, los esfuerzos por lograrlo han sido
decepcionantes. El problema es que aun cuando se inhibe la telomerasa, hay una
vía alternativa que activa el alargamiento de los telómeros, así que, como
mínimo, habría que inhibir estas dos vías. Además, impedir el alargamiento de
los telómeros podría ser una buena estrategia cuando el telómero es pequeño,
pero si es grande y se ha extendido por el cuerpo, incluso con el alargamiento
de los telómeros inhibidos, el tumor puede crecer por sí solo hasta causar la
muerte. Hay otro problema: en las primeras etapas de desarrollo tumoral, la
inhibición de la telomerasa puede ser en realidad una mala cosa, porque puede
resultar en una inestabilidad de los genes, que favorece la aparición de nuevas
células cancerosas.
Es
posible en el futuro prolongar eternamente la juventud. Es más, ¿podría
revertirse el envejecimiento?
Estas son grandes preguntas que requerirán de una
gran cantidad de investigación para ser respondidas. Revertir al menos algunos
aspectos del envejecimiento (rejuvenecer) puede ser más fácil que aumentar la
duración de la vida en general, porque sus efectos pueden verse muy rápido,
mientras que se requerirían décadas antes de que pudiéramos evaluar un
tratamiento para aumentar la vida útil.
¿Qué
implicaría que alcanzáramos la vida eterna?
Aunque sabemos que es mejor prevenir que curar,
dedicamos poco esfuerzo, colectivo e individual, a la prevención. ¿Tendrá la
gente la disciplina suficiente para vivir de forma saludable si tuviera una
larga vida? Podemos desarrollar avances biomédicos que conduzcan a la cura de
males del envejecimiento, pero, por sí solo, eso no es suficiente para aumentar
la vida útil.
¿Se
imagina un mundo con inmortalidad?
Tengo que confesar que no soy muy bueno para
imaginar el futuro. Parece probable que vayamos a superar las enfermedades
comunes del envejecimiento, y sin duda esto aumentará la vida útil. El
envejecimiento es un fenómeno complejo, con muchas causas que actúan juntas
para limitar la vida útil. Puede ser que en las décadas venideras entendamos
estas causas con detalle, sin ser capaces de bloquear los problemas derivados
del envejecimiento. La superación de esos problemas será más difícil, pero
podrán ser resueltos en el futuro. El problema es que estos avances, si se
producen, incrementarán la población del planeta, con muchas consecuencias
previsibles e imprevisibles; la vida más larga también cambiará enormemente la
estructura social de la humanidad, creando grandes problemas, así como enormes
oportunidades. Tenemos que considerar, de antemano, cómo vivir mejor ahora.
En
el siglo XIX, Robert Remarck y Rudolph Virchow postularon que la vida solo
viene de la misma vida. ¿Cómo ha influenciado este postulado su investigación?
Eso es cierto en general, en el sentido de que la
generación espontánea no ocurre en la actualidad. Pero la vida debe haber
surgido de la no-vida, al menos una vez en el pasado. Cómo ocurrió es una de
las grandes preguntas sin respuesta en ciencia. Creo que el origen de la vida
es un campo científico particularmente emocionante en este momento, porque se
está haciendo mucho progreso.
El
origen de la vida fue al azar, hasta cierto punto. ¿Podrían diversas formas de
vida (protocélulas) originarse de manera independiente?
El origen de la vida fue consecuencia de las leyes
de la química y la física. No fue aleatorio en el sentido de que una colección
de moléculas simplemente chocó entre sí, para crear la célula viva en un solo
paso. Por otro lado, ciertos aspectos fueron, sin duda, ‘al azar’, como la
aparición del entorno adecuado, junto con la química correcta, que duró el
tiempo suficiente para que surgiera la vida antes de que fuera destruida por el
impacto de un meteorito o alguna otra catástrofe geológica. Así, si la
aparición de los tipos de ambiente adecuados era bastante común, y la
generación de la clase de química correcta era bastante común, entonces sí, la
vida primitiva pudo haber surgido de modo independiente, varias veces. Del mismo
modo, la vida pudo haber emergido en muchos otros planetas.
¿Es
posible que las protocélulas sigan formándose en algún lugar de la Tierra?
Creo que es altamente improbable. La química de la
Tierra es muy diferente a lo que era hace 4.000 millones de años: no hay
oxígeno en la atmósfera, por ejemplo. Así que la química que dio origen a los
ladrillos de la vida, en la Tierra joven, no puede existir ahora.
¿Evolucionaremos más?
La evolución no se detiene. A nivel de las
bacterias, vemos la evolución de cepas resistentes a los antibióticos
ocurriendo justo ahora. Hay una gran cantidad de evidencia en los estudios de
poblaciones humanas que demuestra que la evolución ha cambiado aspectos de la
genética humana en el pasado reciente, y hay muchas razones para pensar que
esto continúa. Por supuesto, la evolución cultural se produce a un ritmo más
rápido que la biológica, y eso nos está cambiando rápidamente. En el futuro, si
la manipulación genética humana se convierte en algo común, entonces estaremos
dirigiendo nuestra propia evolución, quizá con consecuencias no deseadas.
SONIA PERILLA SANTAMARÍA
Subeditora de VIDA
@soniaperilla
* Con la asesoría de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia y la
Escuela de Medicina de la Universidad del Rosario.