lunes, 27 de febrero de 2012

Tema para el 12 de marzo

Diseño inteligente
Diseño inteligente es el término utilizado para describir a la corriente pro-religiosa que sostiene que el origen o evolución del Universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes. Es considerada una pseudociencia con características dogmáticas por la comunidad científica, y por las asociaciones escépticas.
Si bien sus partidarios proclaman que se trataría de una propuesta científica legítima, capaz de sustentar un programa de investigación metodológicamente riguroso, el diseño inteligente es considerado por la comunidad científica de las ciencias naturales afines al tema sólo como una justificación a posteriori de la creencia en un creador determinado (el Dios de las religiones monoteístas), presentada como una versión de creacionismo contemporáneo anti-evolución que trata de buscar la respetabilidad intelectual que el creacionismo clásico no ha sido capaz de obtener.
Uno de los argumentos de los partidarios del diseño inteligente, que incluye elementos adicionales a la biología, es el que afirma que vivimos en un universo bien afinado, con muchas características que hacen posible la vida y que no pueden atribuirse a la suerte. Estas características incluyen los valores de las constantes físicas (como el valor de las interacciones nucleares) y muchos otros. Los defensores de este modelo, entre ellos el miembro del "Centro para la ciencia y la cultura" Guillermo González, argumentan que si alguno de estos valores fuera ligeramente diferente, el universo sería dramáticamente diferente, haciendo imposible la existencia de muchos elementos químicos y características del universo tales como las galaxias. De manera que, para que la vida exista, hace falta la presencia de un diseñador inteligente que asegure que las condiciones requeridas estuvieran presentes en su momento produciendo el resultado que este diseñador había previsto.
La complejidad irreducible (IC según sus siglas en inglés) es un argumento desarrollado por el bioquímico Michael Behe para apoyar el diseño inteligente. Defiende que la organización de ciertos sistemás bioquímicos no sería explicable por una evolución gradual o por partes que sería incompatible con su funcionamiento; de ahí se deduciría que no se habrían podido formar por los mecanismos propuestos desde Charles Darwin. El argumento de la complejidad irreductible da una cierta interpretación de estos cambios, para explicar que el origen de la complejidad y el orden en la naturaleza serían la obra deliberada de un agente inteligente. Este argumento es una de las dos partes para explicar el diseño inteligente, la otra es la complejidad específica.
Contrariamente a los argumentos de los promotores del diseño inteligente, el consenso de la comunidad científica es que la complejidad irreductible no es ciencia sino creacionismo.
En sí, el argumento se basa en una interpretación parcial del darwinismo, específica del movimiento del diseño inteligente, que niega la existencia en la evolución de factores direccionales distintos de la adaptación, como las constricciones estructurales o las que afectan a los mecanismos de desarrollo, y que frecuentemente en la evolución una estructura cambia de función, lo que ocurre por pasos a través de estadios de doble función.
Aunque estas ideas casi nunca son aceptadas por la comunidad científica tienen aun así ciertas aplicaciones a las ciencias y muestran lo que para el pensamiento tradicional es el casi perfecto funcionamiento del cuerpo humano.

TOMADO DE WIKIPEDIA