Investigadores estadounidenses desarrollaron el primer genoma sintético de una bacteria, un adelanto que podría ser crucial para la creación del primer organismo vivo artificial.
Se trata de la mayor estructura de ADN -elemento base de la vida jamás
fabricada por el hombre, por ello es considerado un gran paso en el campo de la
biología sintética, está encaminada a crear nuevos organismos que funcionen de
manera diferente a como la naturaleza había pretendido.
Los investigadores explican que lograron "esta proeza técnica"
produciendo químicamente los fragmentos de ADN de la bacteria Micoplasma
genitalium en su laboratorio, desarrollando nuevos métodos para ensamblarlos y
reproducirlos. Previamente habían despojado al genoma de los genes inútiles,
conservando solo aquellos estrictamente necesarios para las funciones
biológicas.
"Es un avance alentador para nuestros investigadores y esta
disciplina", celebró Dan Gibson, principal autor del estudio, en el cual
también participó Craig Venter, fundador del Instituto Venter y controvertido
pionero de la biotecnología.
"No obstante, seguimos trabajando hacia el objetivo final de
insertar un cromosoma sintético en una célula y lograr así la creación del
primer organismo artificial", añadió.
Se trata de hecho de crear una bacteria nueva por completo injertándole
un genoma diseñado para que pueda cumplir una función específica, pues en
este experimento no crearon realmente el germen sino su estructura genética.
"Hemos mostrado que es posible crear artificialmente grandes
genomas y ajustar su tamaño, lo que abre el camino a potenciales aplicaciones
importantes como la producción de biocombustibles", explicó el doctor
Hamilton Smith, del Instituto Venter y uno de los coautores del trabajo.
También se podrían producir organismos artificiales para el tratamiento
biológico de los desechos tóxicos o la captura del dióxido de carbono (CO2),
aseguraron los autores del estudio, publicado recientemente en la revista
Science.
Un trabajo de tres etapas
Esta investigación "representa la segunda de tres etapas hacia la
creación de un organismo vivo enteramente artificial", precisó Dan
Gibson.
La primera etapa fue franqueada en 2007 con la exitosa transferencia de
un genoma de una bacteria a otra bacteria, convertida en una especie diferente
en el proceso.
Para la etapa final intentarán crear una célula artificial de bacteria
basada enteramente en el genoma sintético de la que acaban de fabricar.
El interés de los investigadores en la bacteria M. genitalium radica en
que esta posee uno de los genomas celulares más pequeños conocidos, con poco
más de 580 genes, en comparación con el del hombre que cuenta con casi
30.000.
Detractores de la investigación
Pese a los logros, algunos científicos estiman que Venter y su
equipo todavía están lejos de poder crear vida artificial.
Por ejempo, Eckard Wimmer, profesor de biología molecular en el
Departamento de Genética Molecular de la Universidad de Nueva York, se pregunta
por qué el Instituto Venter no pudo ya, con este genoma artificial, recrear un
organismo artificial.
Subrayó un comentario de los autores al final del estudio indicando que
"el vector (genoma artificial) tal vez no era viable para transplantes
experimentales".
Y en el mismo sentido, grupos de control ético también criticaron el
trabajo, renovando su llamado a una moratoria sobre la producción y
comercialización de organismos sintéticos.
"Venter ha hecho mucho ruido pero no es Dios y todavía le falta
mucho camino por recorrer antes de crear vida", comentó Helen Wallace,
bióloga y portavoz de GeneWatch Gran Bretaña.
Por su parte, Venter apeló diciendo: ''No lo veo como si estuviéramos
creando vida. Lo veo como que estamos modificando la vida para crear nuevas
formas mediante el diseño y construcción sintética de cromosomas''.
En todo caso, la posibilidad de que el hombre tenga las herramientas
para realizar cambios genéticos genera mucha controversia e
incertidumbre. "Este tipo de ingeniería genética abre la posibilidad
al hombre de realizar cambios mucho más importantes en el código de la
vida", indicó Wallace.
"Esto significa que en el futuro será posible crear
organismos provistos de nuevas secuencias de su genoma y las consecuencias de
esto para el medio ambiente podrían ser desconocidas", concluyó.